La prosperidad
La prosperidad “Me merezco lo mejor y lo acepto, ahora mismo.” Si desea que la afirmación que antecede sea válida para usted, no querrá dar crédito a ninguno de los siguientes enunciados: El dinero no crece en los árboles. El dinero es sucio. El dinero es malo. Soy pobre pero honrado. Los ricos son unos ladrones. Jamás conseguiré un buen trabajo. Nunca llegaré a hacer dinero. El dinero se va con más rapidez de lo que llega. Siempre tengo deudas. Los pobres nunca pueden levantar cabeza. Mis padres eran pobres y yo también lo soy. Los artistas vivimos luchando. Sólo los estafadores tienen dinero. Todos están antes que yo. Oh, yo no podría cobrar tanto. No me lo merezco. Yo no sirvo para hacer dinero. Nunca le digo a nadie...
ABRIRSE A LA PROSPERIDAD
ABRIRSE A LA PROSPERIDAD Louise Hay El éxito y el dinero son sólo algunas de las expresiones más habituales de la prosperidad. Pero también el tiempo o la sabiduría constituyen recursos más sutiles que, junto al bienestar económico, podemos aprender a aceptar mirando en nuestro interior. Compartimos algunos de los extraordinarios consejos de Louise L. Hay en su libro “Abrirse a la Prosperidad”: Para dejar entrar a la prosperidad debemos hacer el gesto simbólico de abrir los brazos y repetir: “Estoy abierto y receptivo a todo lo bueno”, no a un poquito, no sólo a algo, sino a TODO lo bueno. Cuando hacemos un gesto así, el universo lo nota. Hay gente que piensa que la prosperidad es sólo el dinero, pero existen muchas otras cosas que son también prosperidad: el tiempo, el amor, el éxito, la alegría, la comodidad,...