Para desarrollar calor y darlo a los demás
Las manos son los puntos del cuerpo que tiene más posibilidad de acumular y transmitir el prana.
Pensar cuando os hacéis daño, al golpearnos contra algo, o cuando sentís un dolor repentino en el cuerpo. Vuestras manos se dirigen de forma instintiva a ese punto, justamente como si el punto que está perdiendo energía reclamara a las manos que poseen esta energía.
La concentración siguiente os servirá como ayuda cada vez que sintáis la necesidad de “calor”, de fuerza vital, os ayudará también a amar, es decir a ofrecer a los demás vuestro “calor”.
Realización:
1 – Tendidos, relajar las piernas, los brazos, el busto y el rostro. Cerrar los ojos, sintiendo como si los labios se rozan y los dientes no se tocan.
2 – Visualizar con los ojos de la mente, una gran mano caliente apoyada en vuestro abdomen, que con cada espiración lo oprime suavemente para ayudaros a vaciar los pulmones.
Dejaros impregnar por esta placentera sensación de calor, de ayuda.
Abandonaros a la mano caliente y sentiréis vuestra respiración que va tomando poco a poco más fuerza, mientras el cuerpo y la mente llegan a una relajación consciente.
No temáis tomar una respiración insuficiente, cada vez que lo deseéis, la mano caliente os ayudará a vaciar los pulmones para eliminar todas las impurezas, para “renovar” de esta forma, la energía de vuestro cuerpo y vuestra mente.
No temáis ya al frío del abdomen o a los molestos dolores de estómago, cada vez que la busquéis, la mano caliente llegará para daros calor y aliviaros el dolor.
