Desde que salimos por la puerta de nuestra casa, la naturaleza está en numerosos lugares a nuestro alrededor, aunque a veces no la detectemos. Si vivimos en una ciudad, hay vida en las grietas de las aceras, en la maleza en los terrenos baldíos, en los parques, etc… Comunicarse con la naturaleza es más fácil de lo que uno piensa y no necesitamos estar en un lugar particularmente hermoso o tranquilo para hacerlo.
«No podemos olvidar que la acera de nuestras calles, los edificios, las carreteras y toda construcción del ser humano, esta construida sobre la naturaleza. No podemos olvidar que debajo nuestra, esta la tierra donde crecen los grandes bosques. Nosotros los seres humanos no somos mas que unos moradores pasajeros, a los que se nos olvida cual es nuestro verdadero origen.»
– Iñigo Huarte –
A la mayoría de nosotros nos resulta más fácil comunicarnos con la vida silvestre de un bosque, que con las plantas, arroyos o árboles, que tenemos a nuestro alrededor. Pero existe un concepto simple que debemos entender: el concepto de unidad. Todos los seres vivos provenimos de la misma fuente de energía y somos uno con todos los demás seres vivos a medida que viajamos de regreso a la fuente. Una vez que comprendamos la interconexión que tenemos con el mundo natural, no es tan exagerado comprender que el mundo que lo rodea puede tener una conciencia propia, una con la que podemos tener una especie de ‘conversación’.
Quizás te preguntes por qué querrías comunicarte con la naturaleza. Aparte de lo obvio, que es algo que es agradable y que afirma la vida, puedes buscar comunicarte con la naturaleza para beneficiar tu salud mental, buscar respuestas a preguntas o conectarte de una forma mas fluida con tu propia intuición y con la conciencia superior. Sin embargo, ten en cuenta que, al igual que las mejores conversaciones de persona a persona, la comunicación con la naturaleza debe ser una vía de doble sentido. Debe haber algún beneficio para la naturaleza, al igual que hay un beneficio para usted. Llegaremos a eso más adelante, en el último de estos pasos, pero primero veamos cómo empezar.
1. Elige tu ubicación
Si recién estás comenzando a comunicarte con el mundo natural, es más fácil si eliges un entorno natural tranquilo. Una vez que lo domines, puede conectarte incluso en medio de la ruidosa vida urbana, pero elige un entorno más tranquilo para tus primeros experiencias. No tiene por qué ser un lugar particularmente exótico, un lugar tranquilo en cualquier lugar del campo servirá. Por «tranquilo», me refiero a tranquilo en términos de actividad humana. Los mejores lugares para aprender y practicar la comunicación con la naturaleza son en realidad bastante animados en términos de sonidos naturales; por lo tanto, si puedes, elige un lugar cerca del agua corriente, donde haya muchos cantos de pájaros o donde te sientas mas atraido.
2. Elige tus condiciones
Es posible que prefieras estar al aire libre en un clima agradable y soleado, pero cuando estamos comenzando, puede ser más fácil elegir un día en el que los elementos naturales estén en auge: elige un día con viento, un día nublado o un día lluvioso, cuando los propios sonidos del clima también pueden influir en tu comunicación.
3. Solicita comunicación al comunicarse con la naturaleza
Cuando llegues al lugar elegido, siéntate en silencio durante unos momentos. Luego pide mentalmente una comunicación con la naturaleza que te rodea. Al principio te sentirás incómodo y quizás un poco un tonto al hacer esto, pero pronto se convertirá en tu segunda naturaleza. Simplemente hable en tu cabeza como lo harías con alguien con quien estás iniciando una conversación. ‘Oye, soy yo. ¿Cómo estás hoy?… ¿Tienes tiempo para charlar?… No importa lo que digas, siempre que lo digas con el corazón abierto y dejes en claro que estás invitando a la comunicación.
4. Elige preguntas simples o no preguntes nada
No estás ahí para interrogar al mundo natural en busca de respuestas sobre la vida, el universo y el todo. Estás ahí para oír o sentir, para abrazarlo y aprender de ello. Entonces, si decides hacer preguntas, realízalas abiertas y simples, tal vez algo como… ¿Qué necesito saber hoy?… Alternativamente, no hagas preguntas en absoluto. Simplemente extiéndete enérgicamente y mantén un lugar abierto en tu corazón. Puedes meditar o simplemente dejar que tu mente divague.
5. Estate abierto a posibles respuestas
¿Cómo saber si la naturaleza te responde?… De un millón de formas. Puedes notar que un animal o insecto en particular se acerca a ti y se comunica enérgicamente. Puede notar un ritmo o un patrón en el sonido del agua o en las ráfagas de viento. Es posible que de repente te des cuenta de que una brizna de hierba le hace cosquillas en la pierna o de una piña que se mueve con la brisa. Es posible que, si eres algo clariaudiente, escuches literalmente una voz, aunque la mayoría de la gente no lo hace.
Se consciente de lo que sucede a tu alrededor. Se parte del mundo natural y ábrete a su unidad contigo; pronto te darás cuenta de la infinidad de formas en las que las respuestas pueden llegar. Deja que tus sentidos interpreten lo que sucede como quieran. Con el tiempo y la práctica, comenzarás a notar ciertas coincidencias en la comunicación; por ejemplo, tal vez se levante la brisa cuando se concentre en un tema en particular.
6. Comunicarse con la naturaleza es un proyecto a largo plazo
Las primeras veces que intentes este ejercicio, probablemente no verás, oirás, ni notarás nada para interpretar como una comunicación. Es normal. Las cosas no suceden de la noche a la mañana. Si practicas regularmente, tarde o temprano empezaras a notar los cambios. A medida que sintonizamos cada vez más con nuestro centro y con el mundo que nos rodea, no podrás evitar sentir y comprender los cambios sutiles que ocurrirán durante tus ‘conversaciones’.
7. Da las gracias
¿Recuerda cuando hablamos sobre que una conversación bidireccional debería beneficiar mas al mundo natural que a ti?… Cuando termine de comunicarse con la naturaleza y estés listo para irte, da las gracias enérgicamente y en tu mente, pero también da las gracias de una forma práctica. Deja el área en mejor estado de lo que la encontraste, por ejemplo, recogiendo la basura al salir.
Una vez que estés acostumbrado a comunicarte con el mundo natural de esta manera, querrás hacerlo cada vez con más frecuencia, y te sorprenderás de lo profundamente conmovedoras que serán algunas de tus ‘conversaciones’.