Conecta con tu Sabiduría Interior

Cuando dejemos de buscar el amor, la aprobación y la aceptación fuera y nos hagamos responsables de nosotros mismos y de proporcionarnos bienestar y felicidad es cuando empezamos a recuperar nuestro poder interior.

Todos buscamos felicidad, bienestar, satisfacción y paz interior; y esta se da cuando logramos hacer una conexión interior y cuando vivimos desde adentro y no desde afuera.

Siempre se le ha enseñado a las personas a actuar pensando con la cabeza, muchísimas veces he escuchado referirse principalmente a los niños con frases como la siguiente -“para qué tienes la cabeza, no solo para peinarte sino para pensar”-, enseñando entonces, que uno debe actuar guiado solo por la lógica o la razón y no por los sentimientos internos ni la intuición.

Es solo internamente donde radica nuestra sabiduría, no inteligencia ni conocimiento, sino sabiduría interior, la que nos conecta con la sabiduría y la mente universal.

Nos desconectamos de esa sabiduría interior en la infancia, en realidad nos enseñan a desconectarnos y nos ayudan a hacerlo lo mejor posible, lo hacen los adultos que se hicieron cargo de nosotros cuando éramos pequeños, al no satisfacer nuestras necesidades de paciencia, atención, amor, afecto, y al herirnos por ser vulnerables y estar indefensos ante sus acciones y hoy tenemos un Niño Interno abandonado, herido y con carencias.

Las constantes críticas, juicios y desaprobación que recibimos de ellos cuando éramos pequeños crea en nosotros una sensación de ser imperfecto, tener poca valía y ser indigno de amor, esa sensación es con la que cada persona empieza a construir su autoimagen y amor propio.

Al no contar con armonía y calidez en el hogar en el que vivíamos cuando éramos pequeños, por primar la tensión y hostilidad en él, adicionado con recibir continuamente desaprobación y críticas, dejamos entonces de encontrar bienestar en nuestro interior y nos exiliamos para buscar satisfacción, aprobación y una sensación efímera de paz solo en el exterior.

La parte racional nuestra, a la que llamaremos Adulto Interior, prefiere protegerse de sentir las heridas del Niño Interior, pues le enseñaron a pensar con raciocinio para actuar, antes de consultar con sus sentimientos e intuición, por lo que se desconecta de él y prácticamente lo abandona.

La Conexión Interior se realiza cuando ambas partes actúan juntas, el Adulto decide aprender de las heridas del Niño Interior, se hace cargo de ellas y de él, empieza a tomarle en cuenta y ayuda a su proceso de sanación.

Nos conectamos cuando tomamos atención a nuestros sentimientos y presentimientos, aprendemos y actuamos en consecuencia de ellos, prácticamente cuando el Adulto es amoroso con el Niño Interior, se hace cargo de él y atiende sus necesidades.

Todos quisiéramos tener relaciones maravillosas, nutritivas y vivir conectados con los demás, pero es indispensable para conectar verdaderamente con los demás conectar primero con nosotros mismos.

Tu Niño Interior

Todos tenemos un Niño Interno que es la parte nuestra que viene acumulado todas las emociones de nuestra infancia, tanto las positivas como las negativas, y si no somos conscientes de ello podemos aprender lo que nos causa dolor y sanar. Pero a veces queremos desconectar con las emociones negativas y no responsabilizarnos de ellas, y en realidad lo que hacemos es desconectarnos con nuestro Niño Interior y lo dejamos abandonado a su dolor.

Nuestro Niño Interior como cualquier niño tiene una gama completa de emociones: alegría, dolor, felicidad, tristeza, entusiasmo, rabia, etc. Es también nuestra parte instintiva y los sentimientos que son viscerales, algunos les llaman el inconsciente; pero podría ser inconsciente solo porque se le presto muy poca atención, pero si decidimos cambiar eso y aprender de él, es una parte nuestra de la que podemos ser totalmente consientes. En nuestro Niño Interior están todos nuestros sentimientos, nuestros recuerdos, y nuestras vivencias de la infancia, a los que podemos acceder si deseamos aprender y crecer junto con él.

Nuestro Niño Interior reside en el centro de nuestro cuerpo, en el tercer chakra en el plexo solar, por eso está tan relacionado con nuestro Niño Interior con nuestro poder personal. Cuando crecemos confiando en nuestra sabiduría interior, en nuestras emociones, en nuestros sentimientos y pre-sentimientos, permanecemos conectados siempre y nuestro Niño Interior es amado por el Adulto Interior, por lo que es muy fácil sentir amor hacia nosotros mismos y hacia los demás y nuestro poder interior está siempre presente.

Nuestro Niño Interior puede actuar de dos maneras, cuando está siendo amado, atendido y escuchado por nuestra parte racional, nuestro Adulto Interior o cuando no es amado y es abandonado.

El niño cuando no es amado

Cuando el Adulto Interior escoge no ser responsable de las heridas del Niño y prefiere no vivenciar sus sentimientos y su dolor, además que maltrata al Niño de la mima forma que fue maltratado por los adultos que se hicieron cargo de él, avergonzándolo, humillándolo, criticándole, descuidándole, rechazándole y abandonándole; entonces el Niño llega a la conclusión de que es malo, erróneo, indigno de ser amado, insignificante, inadecuado, pues de lo contrario sería amado y no abandonado, en primer lugar por los adultos externos (padre, madre, maestros, abuelos, etc.) y luego por el Adulto Interno (tú). El abandono y por ende la desconexión produce en el Niño un profundo dolor, sentimientos de miedo, culpabilidad, soledad, rechazo y vergüenza. Más tarde con el tiempo proyecta esos sentimientos en los demás, por eso cada relación actúa como espejo, cada vez es una oportunidad de aprender, actuar y sanar las heridas de nuestro Niño Interior.

El Niño Interno no amado y abandonado tiene un constante miedo a ser incorrecto y rechazado, cree que ese rechazo viene de ser incorrecto, por eso intenta actuaciones para buscar la aprobación y aceptación de las personas buscando patrones de conducta que le permita crear una nueva identidad y sentir que está conectado y es amado. Así nace el EGO, el YO FALSO.

Cuando el dolor interno es extremadamente fuerte, el Niño se hace adicto a sustancias o procesos, tales como la adicció al alcohol, las drogas, la nicotina, la comida, el azúcar, la cafeína, la televisión, los deportes, los juegos al azar, el gastar dinero, la meditación, las cirugías estéticas, los tratamientos estéticos, etc. Solo para llenar el vació y apalear ese dolor interno.

Mientras el Adulto Interior maltrate al Niño Interior, éste tiene que buscar llenar ese vacío intentando recibir la aprobación, aceptación y amor de afuera, de otras personas, y lo hace adoptando distintos roles, pero cualquier camino que tome ninguno de ellos funciona de verdad, puesto que mientras exista la desconexión interna es imposible conectar con otras personas.

El niño cuando es amado

Cuando el Niño Interno es amado no necesitamos buscar amor y aprobación afuera, por lo tanto tampoco necesitamos buscar nuevas actuaciones para crear una nueva identidad, entonces nuestro estado natural es de espontaneidad, creatividad, entusiasmo, ingenuidad, y el sentido de asombro. Cuando conectamos con nuestro Niño Interno nuestras emociones en la escala emocional suben de manera natural y empezamos a disfrutar de la alegría de vivir. El Niño amado es enérgico, lleno de amor, de pasión, de alegría, de curiosidad y siempre está abierto a recibir nuevas ideas y experiencias.

Cuando el Adulto y el Niño están conectados, nuestra intuición funciona perfectamente, nuestra creatividad se expande, nuestra sensación de simplemente SER cobra gran fuerza e inicia un profundo sentimiento de confianza en el proceso de la vida y en su sustento.

Cuando el Niño fue amado por sus padres y adultos en la infancia o fue re-paternizado con amor por el Adulto Interno entonces empieza a fluir en la vida sin crear resistencia a su propio bienestar. En la conexión entre Niño amado y el Adulto amoroso se encuentra la sabiduría interior y la conexión con la mente universal.

Es en el Niño amado donde se encuentran los sueños de nuestro YO ESENCIAL; porque sabe de manera autentica qué puede hacernos felices verdaderamente.

Las personas que no están en contacto con su Niño Interior no tienen acceso a ésta fuente de información y a la sabiduría interior.

Tu adulto interior

El Adulto Interior es nuestra parte lógica y racional, conectamos con él al actuar con la guía del hemisferio cerebral izquierdo, el Adulto es la mente consiente y el intelecto.

El Adulto puede ahora optar por protegerse del Niño, al no involucrarse con su dolor o aprender de él, la conexión interior se da cuando el adulto decide conocer y aprender del dolor del Niño y reivindicarlo.

Depende ahora del Adulto Interior el realizar la tarea de re-paternizar al Niño Interior, sanar sus heridas y reemplazar por la verdad todas esas creencias falsas que ha adoptado, esto será posible solo cuando el Adulto Interior haya optado por ser amoroso con el Niño Interior, tenga la intención de aprender de su dolor y sea constante.

El adulto cuando abandona el niño

El Adulto Interior abandona al Niño cuando quiere protegerse de él y de vivenciar su dolor; entonces el miedo, la tristeza, la soledad, la vergüenza, los sentimientos de culpa y el vacío interior se apoderan del Niño, su intensidad lo hace muchas veces insoportable, pero al desligarse de la responsabilidad del dolor también el Adulto rechaza hacerse responsable de lo que hace feliz y llena de alegría al Niño.
Muchas veces el Adulto actúa de la misma manera que actuaron los adultos externos (papás, abuelos, tíos, maestros) cuando es crítico, hace juicios de valor, echa culpas, avergüenza y maltrata al Niño, prácticamente copia la misma postura y actitud. El Adulto Interior cuando no ama al niño es esa voz interior que le miente diciéndole que es malo, incorrecto, indigno, insuficiente, tonto, egoísta, insignificante y lo invalida.

El Adulto no amoroso intenta controlar al Niño diciéndole que debe actuar de cierta forma, no importa si ésta es de su agrado o no, y que si no lo hace nadie lo querra, además que también debe ser complaciente y sonreír continuamente para ser aceptado, aprobado por los demás y así, tal vez alguien lo quiera, pero principalmente le dice que no puede ser el mismo, porque si alguien descubre como es de verdad, nadie lo querra jamás porque tal cual es no es digno de amor.

El Adulto toma decisiones unilaterales, sin consultar las necesidades y deseos del Niño, el Adulto menosprecia su importancia y actúa intentando mantener bajo control al Niño y sus necesidades para que éstas no salgan a la superficie.

El Adulto sigue al pie de la letra las reglas que encuentra en la sociedad y en su familia de origen y sin analizarlas las impone al Niño, negando la valía de éste, su importancia y sus necesidades primordiales. Nuestro Adulto Interior puede perpetuar la falta de amor que vivimos de niños al seguir imponiendo esas reglas inflexibles y las falsas creencias que hoy nos quitan poder.

El Niño Interior al ser abandonado por el Adulto actúa de manera destructiva, proyectando todo su dolor en las otras personas, actuando con violencia física o emocional, con timidez, mintiendo, robando, avergonzando, siendo muy rígido, manipulador, echando culpas, etc. El Adulto se ha deslindado de la responsabilidad de las heridas del Niño abandonándolo para que él intente cubrir sus necesidades por medio de otras personas o de adicciones.

El Niño queda con el sentimiento de falta de amor y abandono y llega a la conclusión de que es malo, incorrecto, indigno de amor, defectuoso, insignificante, inadecuado e insuficiente y estas falsas creencias producen sentimientos de miedo, de culpa, de vergüenza y de soledad.

El Adulto que abandona al niño es una fiel copia del comportamiento de nuestros padres, abuelos, maestros, hermanos mayores, tíos, y niñera si la tuvimos. El Adulto actúa de la misma forma, avergonzando, mintiendo, rebajando y maltratando al Niño, tal cual lo hicieron los adultos externos cuando éramos niños perpetuando así el dolor y maximizando la desconexión.

Es por eso que nuestro dialogo interior (Adulto y Niño) es muy similar al diálogo que mantuvimos con los adultos con los que pasamos más tiempo, incluso podemos escuchar las mismas palabras que utilizaban ellos a referirse a nosotros. Hemos tomado como modelo la forma como nuestros padres se relacionaron con nosotros, y lo más probable es que nos hayan paternizado a partir del dolor de su propio Niño Interior y de su Adulto no amoroso, por lo que se convirtió en nuestro modelo a imitar para las actuaciones de nuestro Adulto Interior.

Tu adulto cuando ama a tu niño

El adulto que ha optado por aprender del Niño es la parte poderosa y valiente de nosotros, que es ética y que actúa con integridad. El Adulto cuando ama al Niño está comprometido completamente a re-paternizarlo y esa fuerza de voluntad y decisión es la que proporciona los resultados deseados en un proceso de transformación personal.
Dentro de ese Adulto amoroso está la valentía que se necesita para poder mirar dentro de nosotros mismos, ser pacientes, aprender de viejas heridas, sanar y cambiar lo negativo aprendido por positivo, es el Adulto Interno el padre/madre que siempre soñamos tener, capaz de defendernos, consolarnos cuando estemos asustados o tristes, entender nuestras reales necesidades y sueños; y que ahora puede hacerse cargo de nosotros.

Es este Adulto el que tiene que llevar a la acción las necesidades y deseos del Niño, siempre que no ponga en riesgo su dignidad y la de los demás. Es cuando el Niño está cansado cuando el Adulto deja de trabajar, apaga la luz y se van a la cama; es cuando el Niño tiene hambre el Adulto prepara la cena y ambos la disfrutan; es cuando el Niño tiene ganas de compartir con alguien cuando el Adulto toma el teléfono y hace una llamada.

¿Cómo el adulto puede aprender del dolor del niño?

Cuando el Adulto amoroso se comprometió a aprender del dolor del Niño y a re-paternizar lo hace tomando total atención a cada sensación o emoción que tenga él, tanto a las negativas como a las positivas, es en ellas donde radica la memoria emocional del Niño que lo lleva a vivenciar nuevamente las experiencias que le causaron dolor o alegría en el pasado, cuando éramos niños, así que cuando el Niño está asustado el Adulto le pregunta por qué, a qué le tiene miedo y a qué o quién le recuerda. Cuando el Niño confía en el Adulto y se ha abierto a compartir su dolor y a recibir su ayuda, no retendrá nada y el Adulto podrá obtener toda esa información que necesita para actuar, sanar las heridas del Niño y empezar con el cambio. Y así con cada emoción que cause dolor (tristeza, vergüenza, culpa, soledad, sentimiento de rechazo, etc.).

Lo mismo que con lo que le hace feliz, es una excelente fuente de información para descubrir nuestra pasión en la vida y nuestros sueños.

Las metas

Nadie alcanza la meta con un solo intento, ni perfecciona la vida con una sola rectificación, ni alcanza altura con un solo vuelo. Nadie camina la vida sin haber pisado en falso muchas Veces.

Nadie recoge cosecha sin probar muchos sabores, enterrar muchas semillas y abonar mucha tierra. Nadie mira la vida sin acobardarse en muchas ocasiones, ni se mete en el barco sin temerle a la tempestad, ni llega a puerto sin remar muchas veces.

Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas) ni recoge rosas sin sentir sus espinas. Nadie hace obras sin martillar sobre su edificio, ni cultiva amistad sin renunciar a sí mismo. Nadie llega a la otra orilla sin haber hecho puentes para pasar. Nadie deja el alma lustrosa sin el pulimento diario de la vida.

Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad. Nadie consigue su ideal sin haber pensado muchas veces que perseguía un imposible. Nadie conoce la oportunidad hasta que esta pasa por su lado y la deja ir. Nadie encuentra el pozo del placer hasta caminar por la sed del desierto.

Pero nadie deja de llegar, cuando se tienen la claridad de un don, el crecimiento de la voluntad, la abundancia de la vida, el poder para realizarse y el impulso de si mismo. Nadie deja de arder con fuego dentro sin antes saber lo que es el calor de la amistad. Nadie deja de llegar cuando de verdad se lo propone.

“Si sacas todo lo que tienes y confías en ti, esfuérzate, ¡porque lo vas a lograr!”

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