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La Escucha Activa, como conectar con la otra persona

En un mundo lleno de distracciones, concentrarse en la persona con la que está hablando puede ser un desafío. Sin embargo, hay formas de ayudar a superar los desafíos y realmente escuchar a la persona con la que estámos. Escuchar une a las personas, así que escucha, mejora tus hábitos de comunicación y podrás sanar al mundo con tan solo una conversación.

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¿Quién es el mejor oyente que conoces?…. A pocas personas se les enseña a escuchar. De pequeños nos decían «escucha!» o «presta atención!» cuando querían que les hiciéramos caso. Sin embargo, hay una diferencia crucial entre oír y escuchar. Mientras que el hecho de oír simplemente sucede, la escucha activa requiere ciertas habilidades. 

Es posible que hayas oído hablar de la escucha activa. Pero… ¿Qué es la escucha activa?… Es una técnica específica que se utiliza principalmente en el asesoramiento y la resolución de disputas. Aunque la escucha que vamos a analizar en este artículo requiere una participación «activa», no es este método de asesoramiento especializado.

¿Por qué ser un mejor oyente?

Con el auge de las redes sociales, los móviles y Internet, parece que la sociedad se está volviendo menos sociable como resultado de tantos mensajes y correos electrónicos. Los períodos de atención de las personas están disminuyendo. Cada vez tenemos menos capacidad de centrarnos solo en una cosa en concreto. Esto se debe a que a día de hoy nos desplazamos simultáneamente a través de un universo paralelo en nuestro teléfono, mientras vemos algo llamado «realidad» en la televisión, nos escribe alguien desde el otro lado del mundo y estamos pendiente de los likes de nuestra red. Todo esto hace que sentarse y el hecho de no hacer nada nos resulte complicado.

Entonces, ¿por qué ser un mejor oyente?

Mejorar nuestras habilidades de escucha mejorará nuestras relaciones. Todos queremos ser escuchados y estar con alguien que nos haga sentir tranquilos y en paz. Las personas van a terapia por esta razón exacta. Una vez nos convirtamos en buenos oyentes, podremos observar como va cambiando nuestra relación con el mundo… las amistades se profundizarán, mejoraran las relaciones laborales y las románticas se fortalecerán.

¿Parece demasiado simple para ser verdad?

Imagina que cada vez que estas en una conversación, la otra persona apaga el teléfono, cierra el ordenador y se vuelve hacia ti con una atención y presencia total. ¿Cómo crees que te sentirías?….  Si crees que te sentirías desarmado, considera que podría ser porque esto es atípico. La multitarea es una acción hoy en día que es muy valorada y lo único que provoca es una forma de vida distraída. En muchos sentidos, estamos aprendiendo a desconectarnos a medida en la que todos los medios se abren paso en cada rincón de nuestra vida diaria. Cuantas más noticias desafiantes o desgarradoras aparecen, más tentador es quedarse adormecido o desconectado. Nuestras habilidades de comunicación continuarán empeorando si no hacemos algo al respecto.

¿Estamos escuchando para entender o escuchamos para responder?

Un poco de investigación nos muestra que hay dos tipos de escucha:

  1. Escuchar para comprender: los hechos, sentimientos, detalles.
  2. Escuchar para responder: en esencia, ensayar mentalmente una respuesta y esperar el turno para hablar.

Las personas que escuchan para entender, tienen relaciones interpersonales más fuertes. Pero seamos honestos: a veces parece tendemos a pensar que estamos participando en el primer tipo de escucha, cuando de hecho, estamos haciendo la segunda.

6 pasos para realizar la escucha activa

Si bien existen varios tipos de estrategias para realizar una escucha activa, estos seis pasos nos enseñarán cómo convertirnos en mejores oyentes y mejorar nuestro nivel general de compromiso con las personas en el mundo.

1. Estar presente, tal como lo haríamos en la meditación

Es más fácil decirlo que hacerlo, pero hay algunas cosas en concreto que podemos hacer para que nuestra presencia sea más consciente. Apaga el teléfono, apártate de las pantallas y concéntrate. Si estás ocupado en una actividad que realmente necesita de tu atención (por ejemplo, terminar un correo electrónico urgente cuando alguien en la oficina te interrumpe para hacerte una pregunta), simplemente pon preferencias. Puedes decirle algo como: «Quiero darte toda mi atención, solo necesito un momento para terminar este correo electrónico» o «Termino mi trabajo en unos minutos y estoy contigo; ¿Crees que puedes esperarme?»

Por otro lado, si lo que estás haciendo no es tan importante, prioriza a la persona que tienes delante. Elimina las distracciones que te impedirían estar realmente con la persona. Si estas metido en tus redes sociales y tu hijo quiere preguntarte por qué el cielo es azul, intenta no hacer las dos cosas a la vez. Acércate a tus relaciones como si fuesen oportunidades sagradas. Esto te ayuda a no perder una oportunidad de crecimiento y de unión con la otra persona.

2. Realiza un contacto visual y ten un lenguaje corporal de apoyo

Cuando elimines las distracciones que te rodean, realiza activamente señales físicas que indican una verdadera escucha. Asienta de manera alentadora, ten expresiones faciales apropiadas y trata de tener un lenguaje corporal abierto (sin brazos cruzados). Apóyate en la persona con la que estás hablando, en lugar de querer retirarte. Si tus ojos se mueven rápidamente hacia todos los lados, el oyente sentirá que estás distraído y que no le prestas atención. La ventaja aquí es que cuanto más escuches con todo tu cuerpo y con señales no verbales, más modelará este comportamiento para los demás.

3. Haz preguntas

Si extraes más información de tu compañero en la conversación, le muestras que te importa de verdad y que comprendes sus pensamientos y sentimientos. Además, intenta hacer preguntas abiertas para que compartan más detalles. Cuanto más puedas compartir, más escuchados se sentirán y más fuerte será la conexión que harás. Sin embargo, trata de no hacer preguntas por el simple hecho de hacer preguntas, esto no debe ser algo falso. Las mejores preguntas surgen como resultado de querer saber realmente las respuestas. 

4. Dejar que terminen de hablar antes de interrumpir o de hacer preguntas

Si bien es importante buscar información más profunda, asegúrate de no interrumpir. Practica la paciencia y deja terminar antes de hacer preguntas. A menudo, las personas se cierran porque no pueden terminar sus pensamientos sin interrupciones. Si alguna vez has tenido a alguien que pregunta sin que puedas acabar lo que estas contando, puedes saber lo desalentador que puede ser. Crea un espacio para que tu compañero de conversación complete lo que está tratando de decirle sin apresurarle. 

5. Repita empáticamente lo que escuchaste

Una de las habilidades de escucha activa más importante, es repetir lo que escuchaste decir a tu compañero. Puedes reconocer lo que estás recibiendo de ellos o repetir los detalles para afirmar que comprendes lo que te dijo. Resumir lo que escuchaste también te da la oportunidad de empatizar a través de tu escucha. Puedes normalizar lo que la otra persona está experimentando ofreciéndole tu compasión.

6. Recuerda los detalles

Finalmente, puedes probar tus habilidades de escucha verificando si recuerdas los detalles de la conversación una vez que ha terminado. A veces realizamos una escucha selectiva, dejando posibilidad para malentendidos. Al tratar de recordar los elementos de tu conversación, no solo obtienes una verificación de que realmente estuviste presente, sino que también fortaleces tus habilidades de memoria.

Escucha activa

4 trampas para escuchar

Antes de creerte ser un mejor oyente, ten cuidado con algunas de las trampas comunes que pueden limitarte a serlo.

1. Centrarte en tu lenguaje corporal

Sería relativamente fácil hacer que parezca que estás escuchando a través de una comunicación no verbal. Si estás centrado en tu lenguaje corporal y asintiendo con la cabeza mientras escuchas, ¡realmente no estás escuchando!

2. Ensayar mentalmente lo que vas a decir

Muy a menudo queremos ser de ayuda y consejeros y decir lo correcto a las personas que más nos importan. Sin embargo, cuando nos quedamos atascados pensando en cómo responder, no estamos recibiendo la información que se nos proporciona. Intenta poner tu atención en el orador, en lugar de en tu cabeza.

3. Haciéndolo sobre ti

Con la mejor de las intenciones, pasar de la historia que te están contando y hacerla tuya, solo hace que la persona se sienta desinflada. Ten en cuenta la frecuencia con la que la conversación se vuelve hacia ti. Dicho esto, por supuesto, si la conversación realmente es sobre ti, entonces debes dejar que sea asi. Sin embargo, cuando estás escuchando, realmente escucha.

4. Escuchar por respeto o cortesía, no por curiosidad o conexión

Finalmente, y esto es complicado, lo mejor es convertirse en un mejor oyente debido a un verdadero deseo, no por una obligación. Deja que tu curiosidad y tu corazón compasivo impulsen tu comunicación receptiva. Esta sutil distinción puede hacer toda la diferencia.

La mentalidad correcta es la clave

A medida que te vuelvas un mejor oyente, intenta asumir que tienes algo que aprender de todos para mejorar tus técnicas de escucha activa. Al aportar una actitud curiosa en cada encuentro, ya sea con la cajera de la farmacia o con tu cónyuge, contribuirás a un mundo en el que todos están en el mismo equipo, en lugar de una competición. Escuchar une a las personas, así que escucha, mejora tus hábitos de comunicación y podrás sanar al mundo con tan solo una conversación. 

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