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Meditar con los ojos abiertos… Una conexión total

Cuando dejamos los ojos abiertos mientras meditamos, nos ayuda a integrar nuestro mundo interior en la vida cotidiana. Meditar con los ojos abiertos allana el camino hacia una vida más armoniosa, donde podemos encontrar la apertura y la claridad del estar presente con todo lo que es. A través de esta práctica, podemos aprender a ver el mundo tal como es, sin las distorsiones y proyecciones de nuestra mente.

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Normalmente la práctica de la meditación esta relacionada con sentarse en un lugar silencioso y alejado de todo, con los ojos cerrados y desconectándonos del mundo exterior. Pero, ¿qué pasaría si nos pusiéramos a meditar con los ojos abiertos y pudiéramos conectar con nuestra presencia en medio de cualquier distracción como el sonido, la vista, el pensamiento o la sensación?… ¿Cómo podría esto afectar nuestras vidas?…

Cuando dejamos los ojos abiertos mientras meditamos, nos ayuda a integrar nuestro mundo interior en la vida cotidiana. Meditar con los ojos abiertos allana el camino hacia una vida más armoniosa, donde podemos encontrar la apertura y la claridad del estar presente con todo lo que es. Nos empoderamos para encontrar la paz y la claridad de la presencia, en medio de cualquier ajetreo o caos que podamos estar experimentando.

Beneficios de meditar con lo ojos abiertos

Practicar la meditación con los ojos abiertos es una manera poderosa de llevar la claridad y sabiduría de nuestra práctica a la vida diaria. A través de esta práctica, podemos aprender a ver el mundo tal como es, sin las distorsiones y proyecciones de nuestra mente. Ademas es un elemento clave para aumentar la presencia, cultivar una conexión más profunda con nuestra conciencia y llevar esa nueva conciencia a cualquier lugar que vayamos.

Algunas personas pueden sentir que sentarse a meditar con los ojos abiertos es poco natural, por lo que siempre tienen la opción de cerrar los ojos si se sienten más cómodo. Si bien sentarse con los ojos cerrados puede ser un buen punto de partida para la meditación analítica o introspectiva, también puede ayudarnos a aumentar la concentración y a eliminar distracciones visuales a la hora de meditar con los ojos abiertos. Lo que si es cierto que meditar con los ojos cerrados nos puede llevar a un estado de relajación o somnolencia, lo que puede generar una pérdida de presencia. Por esta razón, fomentar la práctica de meditación con los ojos abiertos, puede ayudarnos a cultivar una presencia más plena en nuestra vida diaria.

Comenzar una práctica de meditación con los ojos abiertos puede parecer inicialmente más susceptible a las distracciones, pero esto también puede ser una maravillosa oportunidad para fomentar el centramiento y el crecimiento. Utilizar las distracciones como oportunidades para recuperar la consciencia, fortalecerá de una manera natural tu práctica, ya que los obstáculos se convierten en parte del camino. Además, las distracciones pueden ser una oportunidad para practicar la ecuanimidad y el desapego, al permitirte volverte menos reactivo ante las interrupciones a medida que ocurren. Con el tiempo, dejar de lado las distracciones se convierte en algo natural a medida que nos centramos en la amplitud de nuestra propia conciencia. Mantener los ojos abiertos nos ayuda a permanecer en el estado de presencia necesario para la meditación.

Mantener los ojos abiertos durante la meditación nos permite reconocer visualmente el espacio entre los objetos, lo que a su vez amplifica la sensación de espacio dentro de nosotros. En esa consciencia abierta y sin objetos, permites que todos los elementos de tu alrededor, sean observados sin centrarnos en ninguno en especial, conscientes de todos y de nada al mismo tiempo. Mantener los ojos abiertos y la conciencia abierta te prepara para encontrar una presencia real en tu vida diaria y te conecta con tu verdadera naturaleza en cualquier momento.

Por otro lado, cerrar los ojos en la meditación es una forma de buscar tu esencia de Buda hacia adentro, pero mantener los ojos abiertos es saber que ya eres esa esencia. Como dijo Buda: «Solo abre tus ojos«.

Mujer sentada en loto encendiendo unos inciensos y preparandose para meditar con los ojos abiertos

Primeros pasos en la práctica

Durante la meditación, se recomienda descansar los ojos en una posición medio abierta/medio cerrada, ligeramente hacia abajo más allá de la nariz. No hay que forzar la mirada en un objeto en particular, simplemente permitir que sea suave, abierta y fácil. Si tus ojos se cierran naturalmente, está bien, no es necesario luchar contra ello, siempre debes elegir lo que te sienta mejor.

Esta práctica de dejar los ojos medio abiertos te permite mantener una conciencia abierta y estar presente en tu entorno, sin perder la conexión con tu interior. Al mismo tiempo, esta suave posición de los ojos evita que tu mente se disperse o se centre demasiado en algún objeto específico, lo que puede ayudarte a alcanzar una mayor claridad mental y una conexión más profunda con tu ser interior. Además, esta práctica te ayuda a evitar la tensión y la fatiga visual que pueden surgir cuando fuerzas tu mirada en un solo punto durante largos períodos de tiempo.

Paso a paso: meditación de puesta a tierra con los ojos abiertos

Para probar esta meditación de puesta a tierra para la ansiedad y para calmar una mente demasiado ocupada, encuentra un lugar tranquilo donde puedas sentarte sin ser molestado. Si puedes salir a la calle, mejor que mejor. Reemplazar el zumbido de la electricidad por las sensaciones y sonidos de la naturaleza, tiene un efecto calmante. Estés donde estés, asegúrate de apagar cualquier dispositivo que pueda distraerte.

  1. Siéntate cómodamente y toma algunas respiraciones profundas, exhalando por completo. Luego, dedica unos momentos para observar el entorno. ¿Que puedes ver?…
  2. Encuentra algo a lo que puedas dirigir tu mirada. Lo que sea que te resulte agradable y cómodo de mirar.
  3. Sin concentrarte demasiado, mira esta cosa. Observa sus detalles, así como también cómo esta presente dentro de su entorno, hasta que tu mirada comience a suavizarse, observando el objeto al mismo tiempo que observa todo lo que lo rodea.
  4. Manteniendo esta mirada, siente tu respiración entrando y saliendo de tu cuerpo.
  5. Poco a poco, empieza a notar cómo se siente tu cuerpo también. Siente el contacto con el suelo. Tu postura. Las sutiles sensaciones del aire contra tu piel.
  6. ¿Hay algún sonido a tu alrededor?… ¿Puedes oír tu respiración?… Toma nota de esto mientras mantienes tu mirada y sientes tu respiración y tu cuerpo.
  7. ¿Hay algún olor?… Si es así, acéptalos sin juzgarlos. Da la bienvenida a tu sentido del olfato.
  8. Ahora tienes varias anclas del momento presente para tu consciencia: la mirada, la respiración y las sensaciones corporales y olores. Tal vez también tengas un sabor. Estás inmerso en el aquí y en el ahora, simplemente siendo y observándolo todo.
  9. Observa cuando formas pensamientos o juicios acerca de cualquier cosa en tu experiencia presente y cuando tu mente se desliza hacia pensamientos perturbadores, sueños o cualquier otra cosa mental .
  10. Puedes optar por acercar cualquiera de sus puntos de anclaje sensoriales para volver a centrarte en el aquí y en el ahora. Después, abre gradualmente todos los sentidos de nuevo.

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