Muchos somos «niños heridos» emocionalmente…

Pero hoy podemos liberarnos! y liberar a nuestras descendencia

A menudo recibo consultas y comentarios, los cuales, puedo ver que se tratan, en lo profundo, de heridas de abandono y rechazo en nuestra niñez y/o adolescencia. Y la verdad, que yo misma reconozco también estas heridas en mi propia historia.

Sanar las heridas con nuestros vínculos primarios es un proceso de purificación que nos suele llevar tiempo. Avanzamos y retrocedemos, a veces parece que volvemos a sentir ese enojo, miedo, dolor, etc, pero cuando empezamos a elaborar estas emociones, vamos sintiendo alivio en nuestra alma, es que la liberación ha comenzado! Habrá que darse tiempo, y darse mucho amor uno mismo para continuar con el proceso, hasta poder soltar y dejar ir de una vez por todas, esas expectativas infantiles que aún tenemos, de querer que nuestros padres hubieran tenido que ser diferente a como fueron…

Mientras seguimos aferrados al dolor, a la herida emocional, esto lo trasladamos a nuestros vínculos actuales, especialmente a nuestra pareja, pues es nuestro espejo más transparente, al ser el vínculo íntimo más parecido al de nuestra madre en la niñez. Desde este conflicto no resuelto que llevamos a cuestas en nuestro interior, nos relacionamos con otro/s, generando el mismo nivel de conflicto en el presente, pues ese pasado no resuelto se «espeja» en este aquí y ahora, con este otro ser que está en mi vida hoy. ¿Soy clara?

Volvernos adultos, implicará hacer conscientes estas cuestiones humanas, profundas, del alma; y volvernos protagonistas de nuestra liberación, crecimiento, evolución. Entregándonos a Dios, entregando nuestra herida a Él, soltando, dejando ir; pues solos, humanamente, es muy difícil lograrlo. La liberación viene del campo del Espíritu de Dios, y podemos abrirnos a Él. Será nuestra humilde decisión. O no. Cada uno elige.

Si observamos, la mayoría de nuestros padres han sido, también, niños emocionalmente heridos. Pero ellos no tuvieron las herramientas para poder sanar esas heridas, y así, las hemos recibido muchos de nosotros.

Pues antes no existían todos estos conocimientos emocionales y de nuestro mundo interior, tal como lo tenemos hoy a nuestro alcance.

Soy una agradecida a la Vida por haberme regalado parte de estos conocimientos que me permitieron comprender-me y comprender estas cuestiones humanas, profundas, del alma; y por ello, intento compartirlos a través de mis , blog’s, videos, etc.

Dios quiera muchos podamos hacer uso de estas herramientas sanadoras que tenemos a nuestro alcance hoy, iniciar y continuar este proceso de liberación emocional, pues así, no solo nos liberamos nosotros, sino también, a nuestros descendientes; y porque cuando uno sana, sanamos TODOS pues todos estamos energéticamente conectados! hilos invisibles nos unen.

Así sea! adelante!

«Por favor, Padre, libera las memorias de dolor, de abandono, de rechazo, de mi propia vida y la de mi familia…. Gracias, Por Favor, Si….»

«Purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura»
Mt 23, 26

 Ejercicio para liberar el niño interior herido

-¿Qué significa nuestro niño interior y que significa cuando decís, si no crecemos, enfermamos…?

-La Vida tiende al crecimiento, y cuando este proceso se detiene, enfermamos. Esta enfermedad está al servicio de mostrarnos q hay algo q debemos ver en ntra historia de vida… el niño interior eres tu cuando eras niño… y si hubo una herida o trauma y aún no fue mirado, elaborado, liberado, sanado… ahí estará siendo proyectada al aquí y ahora con los vínculos actuales… pidiendo hoy lo q ese niñ@ no recibió...

Antiguos conflictos emocionales que en su momento no pudimos enfrentar,
resurgen cada vez que enfrentamos algo similar.

Niño triste

Respiras conscientemente, te conectas con tu interior e invocas el Espíritu de Dios.

Te ubicas en el momento presente de tu vida, mirando hacia adelante, muy centrado/a, sintiendo y percibiendo las sensaciones de todo tu cuerpo.

Dile a tu niño interior «ahora estoy yo para acompañarte» (así, la emoción pierde poder).

Luego das muy lentamente unos pasos hacia atrás, y sigues conectado con lo que sientes en tu cuerpo. Si en algún momento te sientes mal, o sin fuerzas, quédate ahí y permítete sentir profundamente lo que surja, mientras respiras conscientemente e invocas al Espíritu de Dios que, por favor, te dé la fuerza necesaria para sanar ese dolor que quedó pendiente en tu vida. Quizás aparezcan algunas imágenes, recuerdos, ganas de llorar, o no.

Si hay odio, siéntelo profundamente, y luego lo dejas ir… lo sueltas.

Permaneces en ese lugar, sintiendo profundamente, respirando conscientemente y orando con mucha devoción, respeto y humildad hasta que sientas que te tranquilizas:

-«Por favor, Padre, borra las memorias de dolor, abandono, rechazo…… en mi y en mi familia»

Cuando te sientas liberado, puedes dar pasos hacia adelante como regresando al momento presente de tu vida. Si lo consideras necesario, o que algo en tu vida quedó pendiente de ser mirado y elaborado, puedes realizar el ejercicio nuevamente dejando pasar unos días.

¡Adelante! ¡Que la Vida mira hacia adelante! Te deseo lo mejor

Fuente: Despertar y Crecer

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