Calmar la mente NO es parar la mente

En ocasiones sucede que cuando hablamos de Mindfulness o Meditación se asocia a técnicas para parar los pensamientos. Pero esto no es cierto. A través de la práctica meditativa lo que se busca es calmar la mente observando los pensamientos, y en general, cualquier contenido que aparezca en la mente. Y observar significa justamente eso, observar, mirar lo que acontece en la mente desde la posición de espectador, sin identificarnos con lo que está pasando, desde una perspectiva objetiva y dejando ir cada imagen y cada pensamiento que llega. A menudo, en las clases de Meditación, comparo la actitud con nuestros pensamientos con la actitud que tenemos con un vecino cuando tenemos prisa. Le encontramos, le saludamos y le despedimos. Es justo lo que tenemos que hacer con los contenidos de nuestra mente.

“APAREZCA LO QUE APAREZCA (en la mente) OBSÉRVALO.” Observar y constatar lo que está haciendo la mente en el momento en que la acción se está produciendo. Ej: me duele la cabeza, siento picor en el brazo, estoy pensando en la lista de la compra, me estoy lavando los dientes….

Qué se puede observar: Daniel Siegel clasifica los elementos que podemos observar durante la práctica de la meditación de la siguiente manera:

• La información procedente de los cinco sentidos: la vista, el olfato, el oído, el tacto y el gusto.

• Las señales que proceden del interior del cuerpo: la información que viene de músculos y articulaciones, las sensaciones y dolores viscerales y la información del sistema vestibular (nos avisa sobre la postura en la que nos encontramos y sobre los movimientos del cuerpo.)

• Actividad mental: emociones, sentimientos y pensamientos.

Esta clasificación de Siegel se puede completar con la observación de los estados mentales. Se refiere tanto a la presencia como a la ausencia de determinados estados mentales.

Los estados mentales se pueden dividir en dos categorías básicas:

1. Estados mentales sanos y beneficiosos

2. Estados mentales nocivos y perjudiciales:

• Deseo: implica cierto sentido de carencia que da lugar a una amplia gama de matices como el ansia, ambición, anhelo, codicia, avaricia, etc.

• Ira u odio: rencor, aversión, desprecio, rabia, fobia, etc.

• Ignorancia: olvido, ineptitud, inconsciencia, desconocimiento, etc.

El objetivo último es llegar a identificar estos estados en la experiencia cotidiana. Es interesante como en la experiencia diaria el deseo nos lleva a inclinarnos hacia el objeto deseado y la ira o el odio una inclinación a evitar el objeto.

La confusión o ignorancia la podemos detectar cuando damos vueltas sobre el mismo punto.

La meditación es fundamental para familiarizarse con los estados de ánimo, que a veces pueden hacer de un día soleado un día gris oscuro, detectarlos y preguntar qué pasa y qué está pasando por mi mente.

Un ejemplo de aplicación práctica en psicoterapia lo encontramos en los estados depresivos. El estado de las personas con depresión es global, el estado mental abarca una manera de sentir tanto a nivel corpóreo y emocional, una manera de pensar, una manera de ver a los otros, al mundo y a uno mismo. La ventaja de diferenciar cada uno de estos aspectos es que cualquiera de ellos sirve como anclaje para mantener la atención. En estos casos pedimos que la atención se centre en el estado y se “Deje ir”, es decir, sea consciente de cómo surge y como desaparece el estado mental.

La observación siempre se realiza desde el momento PRESENTE. Aunque se observen acontecimientos del pasado o se piense en el futuro es necesario ser conscientes de que esto no está pasando ahora, ser conscientes de que lo que estamos pensando no lo estamos viviendo en realidad sino que es un producto de nuestra mente, de nuestra imaginación y que no está pasando en realidad.

Fuente: La Mente es Maravillosa

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