Cuando se trata de hoteles embrujados, es inevitable no rememorar el enigma que rodea la misteriosa muerte de Elisa Lam. Esta joven estudiante de 21 años fue descubierta sin vida en febrero de 2013 dentro del tanque de agua situado en la azotea del famoso Hotel Cecil en Los Ángeles. Si el fallecimiento de Lam ya era enigmático, el informe forense que le siguió resultó aún más desconcertante, al establecer que no había rastros de drogas ni alcohol en su organismo.
Sin embargo, alejándonos por un momento de esta sorprendente historia, todo esto aconteció en un hotel notoriamente «embrujado» en California. Estados Unidos alberga un compendio de relatos espectrales que se entrelazan con los numerosos hoteles históricos repartidos por los diversos estados. Algunos de estos establecimientos incluso han cerrado sus puertas al público de manera inexplicable, alimentando la creencia de los expertos de que dichos cierres pueden estar vinculados a la energía sobrenatural que los impregna.
Un ejemplo destacado es el Hotel Baker en Texas, cuyos 14 pisos dominan el horizonte de la ciudad de Mineral Wells, ubicada en el condado de Palo Pinto, en el estado de Texas. En la actualidad, las habitaciones yacen en estado de devastación, con ventanas rotas y un vestíbulo que ya no refleja su antiguo esplendor. La entrada, una vez grandiosa, ahora está sellada con simples paneles de madera contrachapada, mientras las autoridades municipales luchan por mantener cerradas las vías de acceso que los intrusos continúan abriendo, desafiando el cierre oficial del Hotel Baker.
No obstante, los huéspedes actuales no son los únicos residentes de este hotel de atmósfera fantasmal. Los lugareños afirman que las almas atormentadas de aquellos que encontraron la muerte en circunstancias trágicas aún vagan entre sus paredes. Se dice que la maligna energía que en un pasado condujo al cierre del hotel aún prevalece en sus pasillos, dando lugar a fenómenos paranormales que incluso obligaron a algunos vagabundos a huir del lugar en plena noche. Las historias de este hotel ilustran cómo el pasado y el presente pueden converger en un mar de misterio y sobrenaturalidad.
El hotel de la muerte
Conforme a los archivos históricos, el Hotel Baker cerró sus puertas de manera oficial en 1972. Sin embargo, la memoria colectiva aún atesora los días en que el hotel abrió por primera vez sus puertas, como un oasis de opulencia que albergaba baños termales, una piscina con dimensiones olímpicas y una discoteca en su azotea bautizada como el «Cloud Room», cuyos acordes musicales solían resonar por toda la ciudad.
Las páginas del pasado albergan una serie de rostros célebres que una vez fueron parte del Hotel Baker. Personalidades como Judy Garland, Clark Gable, Roy Rogers y los Tres Chiflados dejaron su huella en este recinto. No obstante, la auténtica notoriedad del hotel no deriva de las celebridades que lo visitaron, sino más bien de su sombrío vínculo con las almas en pena de aquellos que encontraron la muerte en circunstancias trágicas.
Entre los pasillos de este edificio persiste el aura de una mujer cuyo espíritu ha ganado fama. Se dice que esta mujer optó por el suicidio en el recinto y que aún recorre los rincones del hotel. Algunos registros sugieren que estaba relacionada con el gerente del establecimiento, mientras que otros creen que su vínculo era con el Sr. Baker, el propietario. Según la leyenda, esta trágica figura se arrojó desde lo alto del hotel, marcando su desolador final.
La muerte de esta mujer sumió al hotel en una atmósfera cargada de sucesos paranormales según los relatos de los huéspedes. Una mujer informó haber hallado en sus vasos de la suite del séptimo piso marcas de lápiz labial de un vibrante tono rojo, reminiscencias de la mujer fallecida que habitó en esa misma estancia. Pero son numerosos los visitantes que afirman haber percibido durante las noches una fragancia de lavanda, un aroma que curiosamente coincidía con el perfume que solía usar la mujer del séptimo piso.
La historia del Hotel Baker revela cómo los destellos del pasado, envueltos en misterio y lamento, continúan influyendo en la realidad presente, manifestándose en experiencias que desafían la comprensión racional.
Sin embargo, este no es el único espectro que encuentra su morada en los confines del Hotel Baker. Un segundo ente espectral ha sido divisado en el sótano, y se presume que se trata de la aparición de Douglas Moore, el antiguo operario del ascensor. Los archivos registran que en 1948, Douglas comenzó su labor en el Hotel Baker, donde se desempeñaba como encargado del ascensor. Sin embargo, su trágica partida se materializó en un «accidente» en el propio ascensor, donde su cuerpo quedó desgarrado en dos partes a la altura de la cintura. En consecuencia, muchos visitantes que desconocían este fatídico suceso afirmaron haber avistado la fantasmal figura de «un torso sin cabeza».
Otros casos
Otra narración agrega a la colección de enigmas: una pareja parece haber encontrado la muerte bajo circunstancias inexploradas en una de las habitaciones del hotel. Una camarera, quien cumplía sus funciones en el comedor, relató haber captado la imagen de una novia y su novio en el reflejo de un espejo. La perturbadora peculiaridad radica en que, al comprobar que no había ocupantes en la habitación, experimentó una parálisis paroxística de terror. Detalló que el novio estableció contacto visual con ella, aunque cuando volvió la mirada, la imagen simplemente se evaporó.
Los registros históricos del Hotel Baker revelan capítulos repletos de «quejas» por parte de antiguos visitantes, quienes experimentaron fenómenos inexplicables. Este cúmulo de experiencias, según los expertos, desencadenó un declive en su reputación, lo cual se cree que contribuyó a su cierre definitivo en 1972.
En el presente, la edificación del Hotel Baker en el corazón de Mineral Wells, Texas, podría ser objeto de una remodelación y posterior reapertura, en busca de impulsar la economía local. Sin embargo, antes de recibir a huéspedes provenientes de diversos rincones del país, sus corredores podrían dar albergue a clientes de un reino más allá del terrenal. En última instancia, el destino del hotel se mantiene entrelazado con el velo que separa la vida y la muerte, en un equilibrio entre lo tangible y lo inexplicable.