Nadie puede ser fuente de inspiración, porque la palabra «inspiración» es peligrosa.
Primero es inspiración, luego se convierte en seguimiento, después en imitación, y acabas siendo una copia de calco. No hace falta que nadie te inspire. No sólo no hace falta, sino que es peligroso. Simplemente observando, he visto…; cada individuo es único. No puede seguir a nadie.
Puedes intentarlo, millones de personas lo han intentado durante miles de años. Hay millones de cristianos, millones de hindúes, millones de budistas. ¿Y qué están haciendo? La inspiración de Gautama Buda ha hecho que miles de personas sean budistas, y ahora ellos intentan seguir sus pasos. Pero no están llegando a ninguna parte, no pueden hacerlo.
No eres Gautama Buda, y sus huellas no te encajarán, como tampoco te encajarían sus zapatos; tendrás que encontrar el tamaño exacto de los zapatos que te encajen. Él es muy bello, pero eso no significa que tengas que ser como él. Y ese es el significado de la palabra «inspiración». Significa que estás tan influenciado por esa persona que se convierte en tu ideal, que te gustaría ser como él. Esto ha confundido a toda la humanidad.
La inspiración ha sido una maldición, no una bendición.
Me gustaría que aprendieras de todas las fuentes, que disfrutaras de cada ser único con el que te encuentres. Pero nunca sigas a nadie ni intentes ser exactamente como otra persona; la existencia no lo permite. Sólo puedes ser tú mismo.
Y es un fenómeno extraño: los individuos que han servido de inspiración a millones de personas nunca fueron inspirados por ningún otro. Pero nadie se da cuenta de este hecho. Gautama Buda nunca fue inspirado por nadie, y eso le convirtió en gran fuente de inspiración. Sócrates no fue inspirado por nadie, pero eso es lo que le hace tan extraor-dinario.
Todos aquellos que piensas que son fuente de inspiración no han sido nunca inspirados por algún otro. Esto es algo fundamental que tenemos que entender. Sí, aprendieron; intentaron comprender a todo tipo de gente. Amaban a individuos únicos, pero no tenían que seguir a nadie. Intentaban ser ellos mismos.
Por eso, por favor, no te sientas inspirado por mí; de otra forma nunca te convertirás en una fuente de inspiración. Sólo serás una copia de calco, no tendrás tu auténtico rostro original. Serás un hipócrita: dirás una cosa y harás otra. Mostrarás tu rostro en diferentes ocasiones con diferentes máscaras, y lentamente, lentamente, irás olvidando cuál es tu rostro real; tantas máscaras…
Y esta es la situación de casi todo el mundo, casi todos están jugando cierto papel para el que han sido educados, para el que han sido criados.
Nace un niño -no es cristiano, ni judío, ni mahometano- y entonces le ponemos una máscara. Su rostro inocente desaparece. Y morirá creyendo que es cristiano.
A la gente se le adiestra para ser actores; en todo este gran mundo verás que toda la gente actúa. A todo el mundo se le educa para actuar…; nombres muy bellos -etiqueta, maneras-, pero detrás se oculta una psicología sutil para hacerte olvidar tu originalidad y para que te embebas del papel de actor que los intereses creados te tienen asignado.
Nunca te sientas inspirado por nadie. Permanece abierto.
Cuando veas un hermoso atardecer, disfruta de su belleza; cuando veas a un Buda, disfruta de su belleza, disfruta de su autenticidad, disfruta de su silencio. Disfruta la verdad que ha realizado, pero no te conviertas en su seguidor. Todos los seguidores se pierden.
Sigue siendo tú mismo, porque los hombres como Gautama Buda se encontraron por ser ellos mismos. Todos esos hermosos nombres: Lao Tse, Chuang Tzu, Lieh Tzu, Bodhidharma, Nagarjuna, Pitágoras, Sócrates, Heráclito, Epicuro, todos estos grandes nombres que han sido fuente de inspiración para tanta gente, eran ellos mismos y nunca se sentían inspirados por nadie. Así es como protegían su originalidad y seguían siendo ellos mismos.
Esto es la prueba definitiva: en dos mil años no ha habido otro Jesucristo; en tres mil años no ha habido otro Moisés.
La existencia nunca se repite.
La historia se repite porque pertenece a las masas inconscientes.
La existencia nunca se repite. Es muy creativa e inventiva. Y eso es bueno.
Es bueno que la existencia no se repita. Sólo crea uno de cada clase y así ese ser siempre es especial, escaso.
Tú también eres el único de tu tipo. Sólo tienes que florecer, abrir tus pétalos y derramar tu fragancia.
Fuente: http://oshoespiritual.blogspot.com.es