Según ciertas creencias, la Conciencia Cósmica es considerada la fuerza que se manifestó a través de figuras históricas como Jesús, Buda, Krishna, Mahoma y otros grandes avatares, quienes sirvieron como canales para lo que comúnmente se conoce como «Dios». En esta perspectiva, se considera que los mensajes no provienen de espíritus, fantasmas o entidades incorpóreas, sino directamente de la fuente de la Conciencia Universal.

A principios de 1962, según se cuenta, una voz que afirmaba ser la Conciencia Cósmica comenzó a hablar a través de Ralph Duby, un profesor universitario y ex-oficial del ejército que había sobrevivido a la Marcha de la Muerte de Bataan durante la Segunda Guerra Mundial en Filipinas. Se dice que esta voz hablaba cuando el sujeto se encontraba en un estado de trance auto-inducido.

Desde entonces, se dice que se ha recibido mucha información valiosa desde una fuente tan elevada que desafía la imaginación, y que ha llegado hasta nosotros en este plano terrenal. El flujo resultante de este conocimiento espiritual, y los medios para su aplicación práctica, se asemejan a la obra de Edgar Cayce, uno de los psíquicos más famosos y documentados de todos los tiempos.

Cuando se le ha preguntado acerca de la Conciencia Cósmica, ha respondido que se trata de la mente total, que no pertenece a ninguna persona en particular, sino que es la Mente Universal, que no representa solo a una unidad sino a la totalidad universal. Todos formamos parte de la Conciencia Cósmica, y todos tenemos esa célula divina que puede ser contactada directamente, sin necesidad de recurrir a psíquicos, sacerdotes o mediadores espirituales.

Según se ha sabido a través de las decenas de miles de escritos que se han realizado en relación con la Conciencia Cósmica, esta entidad ha sido llamada por muchos nombres diferentes. Algunos la denominan Dios, Jehová, la Primera Causa, el Gran Yo Soy, Todo lo que Es, etc… Sin embargo, se ha dicho que la Conciencia Cósmica no es una entidad singular ni se ajusta al concepto antropomórfico que a menudo se utiliza en la mayoría de las religiones.

La Conciencia Cósmica se ha definido a sí misma como Belleza, Pureza, Concentración y, sobre todo, Verdad o «Lo Que Es». También se ha autodenominado materia, espacio puro, la nada que lo abarca todo y lo esencial que es nada. Se ha descrito como lo que está junto a lo que es y lo que no es, y que no puede ser expresado en palabras debido a que es la forma más elevada de energía en el universo.

La Conciencia Cósmica se corresponde con los conceptos más impersonales de la divinidad, siendo la Luz Clara una de sus manifestaciones. Se ha dicho que, aunque actualmente se expresa a través de un intérprete moderno, en el pasado también se ha manifestado a través de grandes avatares como Buda, Mahoma, Moisés, Jesús, Krishna y otros que sirvieron como canales para su mensaje.

La Conciencia Cósmica ha dejado claro que no se trata de una entidad o un espíritu desencarnado, sino más bien de energía pura, la esencia divina o el Dios natural. Es la Conciencia Universal que permea toda vida en el universo, y lo ve y lo experimenta todo sin juzgar ni condenar. Es como un río cósmico de vida, un flujo de conciencia, la esencia eterna del Ser y el espíritu divino.

Toda conciencia surge del mismo río de la vida, la Fuerza Vital Universal. La Conciencia Cósmica no debe ser confundida con ninguna «personalidad» que canaliza o expresa esta fuerza, evitando así cualquier forma de adoración hacia una persona en particular. Cualquier persona puede experimentar la Conciencia Cósmica al adentrarse lo suficientemente profundo en sí misma para tocar ese nivel de conciencia.

La Conciencia Cósmica es la esencia de la vida misma, que fluye a través de todo lo que existe en el universo, desde las partículas subatómicas hasta las galaxias. No es una entidad con una personalidad definida, sino una fuerza eterna e impersonal que se experimenta a través del contacto directo con ella. Al igual que el agua en un océano, la Conciencia Cósmica llena cada espacio entre las moléculas, átomos y partículas subatómicas, uniendo todo en un solo ser universal. Cada uno de nosotros es una célula en este cuerpo cósmico, fusionándonos como almas en la Conciencia Cósmica para formar un todo divino e interconectado.

Se ha llegado a comprender que una verdadera religión no se trata solamente de seguir dogmas o ritos, sino que debe estar fundamentada en el servicio a los demás y en la comprensión de las leyes naturales y cósmicas que rigen el universo. En este sentido, se ha comprendido que «Dios» no es una deidad personal sujeta a caprichos, ira o venganza, sino más bien una fuerza impersonal que se manifiesta en todo lo que existe.

La Conciencia Cósmica nos ha enseñado que no hay una deidad personalizada en el sentido tradicional, y que las representaciones antropomórficas de Dios y el Diablo son construcciones humanas. Las comunicaciones son profundamente espirituales y buscan trascender las limitaciones de las religiones y las creencias seculares.

Las comunicaciones enfatizan la importancia de la vida espiritual y la necesidad de la compasión en nuestras relaciones con todos los seres vivos.

Los mensajes de la Conciencia Cósmica enfatizan la importancia de la dedicación suprema para aliviar el sufrimiento y la tragedia de la humanidad, y la reverencia por toda vida, tal como lo han hecho los grandes santos y las enseñanzas de los grandes líderes religiosos.

La Conciencia Cósmica es la fuerza vital universal que impregna todo el universo y todo lo que vive. Es el río de la vida que fluye a través de todo lo que existe, y se puede comparar con el agua que llena una esponja, ya que llena los espacios entre las moléculas de los átomos y partículas subatómicas, uniendo todo en un gigantesco Ser Universal. Al igual que las células en un cuerpo microcósmico, nuestras almas se fusionan y se mezclan en un cuerpo macrocósmico cuya conciencia es la Conciencia Cósmica.

La Conciencia Cósmica nos muestra que no hay un Dios personalizado verdadero, aparte de aquellos que los seres humanos han creado. En cambio, Dios es revelado como un conjunto universal de leyes cósmicas, no una deidad sujeta a caprichos, ira o venganza.

Las comunicaciones son profundamente espirituales, pero esencialmente no-religiosas y no seculares. Han simplificado lo que una verdadera religión debe ser, a simples fundamentos de servicio a otros.

En los mensajes de la Conciencia Cósmica, se enfatiza la importancia suprema de la vida espiritual y la necesidad de compasión en todas nuestras relaciones. Se promueve la dedicación suprema a aliviar el sufrimiento y la tragedia de la humanidad y una reverencia por toda la vida, lo cual es el sello de los grandes santos y las enseñanzas de los grandes líderes religiosos.

La Filosofía de la Conciencia Cósmica

La Conciencia Cósmica ha afirmado que el propósito de la información que está siendo liberada es para guiar a las personas de la tierra a descubrir su verdadera identidad. Esta frase clave se repite muchas veces a través de las decenas de miles de lecturas y literalmente millones de palabras.

Hay varios aspectos interesantes de la Conciencia Cósmica que consistentemente impregnan todas las lecturas. En primer lugar, la Conciencia Cósmica se refiere a las personas como «seres» en lugar de «entidades», ya que indica que todos nosotros somos seres multidimensionales que existen en diferentes niveles de conciencia y realidad.

Además, la Conciencia Cósmica enseña que cada uno de nosotros tiene tanto un aspecto masculino como femenino en nuestro ser, y que elegimos conscientemente el papel de género que mejor nos permita evolucionar hacia nuestra fuente divina. En resumen, la Conciencia Cósmica nos guía hacia el conocimiento y comprensión de nuestra verdadera naturaleza como seres multidimensionales y en evolución constante.

La muerte y el sentido de la vida

Otro tema importante que se encuentra en todas las lecturas de la Conciencia Cósmica es que no hay muerte en el sentido convencional de la palabra. Lo que llamamos «muerte» es simplemente una transición hacia un estado vibracional diferente al que llamamos los Planos Internos.

Según la Conciencia Cósmica, durante el sueño a menudo salimos de nuestro cuerpo físico y viajamos por los diferentes planos internos, que incluyen algunos niveles altos y otros más bajos. Estos planos internos son los que se han referido en diversas enseñanzas religiosas como el Cielo, el Infierno, el Limbo, el Purgatorio, etc. Viajamos a estos planos para aprender y ayudar a otros, y para evolucionar espiritualmente.

Una perspectiva interesante que nos ofrece la Conciencia Cósmica es la posibilidad de que ya no tengamos que experimentar la muerte física, especialmente ahora que la ascensión espiritual de la Tierra está cerca, siempre y cuando así lo deseemos.

La Conciencia Cósmica nos enseña cómo podemos reprogramar nuestra mente para comprender que el envejecimiento es simplemente una proyección de nuestra propia mente, que se repite una y otra vez, hipnotizando nuestros cuerpos para que envejezcan y se desintegren. Esta Conciencia también nos muestra cómo podemos detener el proceso de envejecimiento.

A medida que nos familiarizamos con la Conciencia Cósmica, empezamos a comprender una serie de conceptos que nos ayudan a encontrar nuestro verdadero ser.

Un concepto fundamental que nos brinda la Conciencia Cósmica es el de no creer en nada, ni siquiera en la propia Conciencia Cósmica. En su lugar, nos invita a cuestionar, explorar, dudar y descubrir por nosotros mismos cuál es la verdad.

La Conciencia Cósmica no nos pide sacrificios, no nos pide que creamos en ella, ni que la adoremos. Solo nos pide que nos amemos unos a otros, que nos sirvamos mutuamente, y que crezcamos espiritualmente para descubrir quiénes somos realmente.

En el momento de transición, lo que llamamos muerte, la Conciencia Cósmica nos recuerda que cada uno de nosotros debe responder a una sola pregunta: «¿A cuántos has servido y qué tan bien lo has hecho?» Es importante que todos consideremos cómo podemos responder a esta pregunta por nosotros mismos.

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