Causas emocionales de la Angustia – Ansiedad

ANGUSTIA

La angustia es un miedo sin motivo aparente o, en caso de que exista un factor desencadenante, el estímulo que la produce no provocaría ninguna reacción en un sujeto normal. Suele darse en la persona que retrocede ante un obstáculo, que no lucha por falta de confianza en sus capacidades.

Después de varios años he podido constatar que la gran mayoría de los pacientes que se quejaban de angustia, en realidad sufrían de agorafobia en diferentes grados. Por lo tanto, sugiero que consultes la descripción de agorafobia.

La angustia está caracterizada por un estado de desorientación psíquica en la cual tengo el sentimiento de estar limitado y restringido en mi espacio y sobre todo ahogado en mis deseos. Siento mi espacio limitado por fronteras que, en realidad, no existen. “Estoy cogido” o “Me siento cogido en una trampa”. Estoy de acuerdo con el hecho que la gente invade mi espacio psíquico y esto se manifiesta en mí por una especie de aprieto interior.

Dejo entonces de lado mis necesidades personales para complacer primero a los demás para atraer el amor que necesito (aunque haya otros modos de hacerlo).

El aprieto me lleva generalmente a ampliar mis emociones y mi emotividad general en detrimento de un equilibrio adecuado.

Ya que vivo en la niebla, la confianza en mí se tambalea, la desesperación y la gana de ya no luchar más se instalan. ¿Cuál puede ser la situación en que me sentí apretado cuando era joven de tal modo que reproduzco aun fielmente este esquema de pensamiento que hace que se repitan acontecimientos en mi vida hoy?

Es natural por mi cuerpo para colmar mis necesidades psíquicas fundamentales: la necesidad de aire para vivir y respirar, el espacio entre mí y las demás personas, la libertad de decidir y discernir lo que es bueno para mí.

Si, a partir de ahora, contesto a mis esperas frente a la vida en primer lugar, hay muchas probabilidades para que deje las de los demás en su sitio: así, estoy más seguro de estar de acuerdo con ellos! Y sin violar su espacio porque debo recordar que si me siento ahogado, es porque ahogo conscientemente o no a la gente alrededor mío (significa aquí dejar a los demás la libertad de pensamiento o de acción y respetarlos).

Se manifiesta la angustia también como una espera inquieta y opresiva, aprensión de “algo” que podría ocurrir, con una tensión difusa, espantosa y generalmente sin nombre. Puede estar vinculada a una amenaza concreta angustiosa (tal como la muerte, catástrofe personal, sanción) Se trata más de un miedo, generalmente vinculado a nada que sea inmediatamente perceptible o se pueda expresar. Por esto las fuentes profundas de la angustia se encuentran frecuentemente en el niño que fui y se vinculan generalmente con el miedo al abandono, a perder el amor de un ser querido y al sufrimiento.

Cuando me encuentro en una situación similar, la angustia vuelve a aflorar. Cada vez que uno de estos miedos reaparece o que se vive una situación imaginaria o realista, esto está captado por mi inconsciente como una señal de alarma: hay peligro! la angustia reaparece aún más fuerte. Cuando soy niño, la angustia se manifiesta frecuentemente por el miedo a la oscuridad y una tendencia a vivir una vida solitaria.

A partir de ahora, uso de discernimiento, valor y confianza en la vida para respetarme y dejar ir a los demás a su espacio sin pesar, y borro de mi vida cualquier remordimiento.

Así veré “más claro” y adelantaré en la vida con mucho más lucidez.

ANSIEDAD

La ansiedad es un temor sin motivo. La persona que la padece vive en la dolorosa espera de un peligro impreciso e imprevisible.

La ansiedad tiene como efecto en la persona que la sufre el bloqueo de la capacidad de vivir el momento presente. Se preocupa sin cesar. Habla mucho de su pasado, de lo que aprendió, vivió, o de lo que le sucedió a otro. Esta persona tiene una imaginación fértil y pasa mucho tiempo imaginando cosas que ni siquiera es probable que ocurran. Se mantiene al acecho de señales que prueben que tiene razón para preocuparse.

Tan pronto como sientas que entras en una crisis de ansiedad, toma consciencia de que es tu imaginación la que toma el poder, la que te impide disfrutar el momento presente.

Decídete a no tener que demostrar nada.

Sé tú mismo, con tus errores y cualidades, como todo el mundo.

Déjate ir ante lo desconocido, confinado en que tu intuición sabrá guiarte si le das la oportunidad.

También puede resultarte benéfico confiar más en las personas que te rodean. Permíteles ayudarte a su manera.

Esta ansiedad también puede ser ocasionada por una crisis de agorafobia.

La ansiedad es cierto miedo a lo desconocido que puede acercarse del estado de angustia. Se manifiesta por ciertos síntomas: dolores de cabeza, calores, rampas, palpitaciones nerviosas, grandes transpiraciones, tensiones, aumento del caudal de la voz, llantos e incluso insomnios.

Si soy ansioso, puedo vivir el “estremecimiento de la angustia”: este estremecimiento procede del frío y me recuerda que tengo miedo. Es una enfermedad que me aprieta la garganta, que me hacer perder el dominio de mí – mismo y el control de los acontecimientos de mi vida, impidiéndome usar el sentido común y el discernimiento.

También puedo sentir o bien un desequilibrio, o bien una desconexión entre el mundo físico en el cual puedo tener cierto control y mis percepciones con relación al mundo inmaterial para las cuales no siempre tengo explicaciones o comprensión racional. Ya no tengo el control: ¡el “cielo me puede caer encima” en cualquier momento! Puedo estar ansioso en cualquier situación: ESTOY VOLVIÉNDOME LOCO SOBRE LO CUAL LLEVO MI ATENCIÓN. Si mi atención está constantemente centrada en el miedo de esto o de lo otro, es cierto que viviré ansiedad que puede estar relacionada, de cerca o de lejos, con lo que se acerca al miedo a la muerte o a lo que podría recordármela. La muerte, las cosas que ignoro o que no veo, pero que pueden existir, hacen subir en mí este miedo. Entonces, incluso si temo lo desconocido y si niego inconscientemente la vida y su proceso, coloco ahora mi atención sobre esto:

Tengo fe en que me está sucediendo lo mejor, para mí, en el instante presente y en el porvenir.

Los síntomas desaparecerán, así como el miedo a morir.

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