Las emociones son cómo un Péndulo

Las emociones son como un péndulo, cuanta más fuerza tenga hacia un lado, más fuerza tomará el impulso hacia el lado contrario.

Cuanto más extremista sean nuestros pensamientos y actitud, luego más fuerte será el impulso que dará en algún momento hacia el lado contrario.

Tanto en cosas positivas, como en cosas negativas. Por ejemplo, imaginemos que te pasa algo muy bueno. De repente un golpe de suerte entra en tu vida, te sale un trabajo que nunca habías imaginado, tu nivel económico sube como la espuma y puedes permitirte una vida mucho más satisfactoria.

Cualquiera se alegraría, lo celebraría, pero si se pasa al extremo de euforia, puede ser perjudicial. Aún siendo un suceso positivo, si no se mantienen los pies en la tierra, luego la caída en caso de que las cosas vayan mal, será más fuerte.

Un pensamiento equilibrado ante ese suceso podría ser: “soy afortunado por este golpe de suerte que me ha dado la vida, estoy contento y voy a disfrutar todo lo que pueda, pero siendo consciente que las cosas igual que vienen se pueden ir”.

El equilibrio es salud, ni todo es tan perfecto, ni todo es tan malo, siempre hay una cara y una cruz.

La caída al perder algo importante para ti, será equivalente a la euforia, ilusiones y entrega que le hayas puesto, si existen extremos, luego al perderlo, la tristeza también será extrema.

Si te entregas demasiado a un amor, luego también sufrirás demasiado si termina. Entregarse demasiado, significa convertir a la persona amada en el centro de la vida, en lo más importante y dar lo máximo de uno mismo, pues luego al perderlo, la caída será tan fuerte, como para poder caer en una depresión.

¿Por qué se puede caer tanto? Porque cuando se tuvo lo que se quería, no se pudo medida y se cayó en el extremo de entregarse por completo.

Las emociones son como un péndulo, cuando coge mucha fuerza hacia un lado, coge tal inclinación, que luego toma fuerte impulso hacia el lado opuesto.

Si anhelas algo fuertemente, hasta el punto de convertirte en un soñador empedernido, luego si no lo consigues, la frustración será inmensa. Siempre hay que mantener el equilibro, tanto en lo bueno, como en lo malo.

Ahora imaginemos el caso contrario. Nos pasa algo malo y exageramos las cosas en negativo. Si te excedes pensando que todo es horrible, que no hay solución ni esperanza ninguna, luego, si te pasa algo positivo puede ser contraproducente, porque te creará un gran fuerte impacto y estrés por la alegría desmedida.

Casi siempre, en cualquier situación negativa, hay alguna salida. La vida da muchas vueltas y nunca se sabe lo que puede pasar.

En la mente hay que poner una balanza equilibrada, en la que no se vuelque hacia el lado negativo, pero tampoco que se vaya por completo al lado positivo, mantén el equilibrio y tus emociones también serán equilibradas.

Cuando tus emociones no estén bien, acuérdate de que en tu cabeza hay una balanza.

Si te sientes mal es porque tu balanza está demasiado inclinada hacia los pensamientos negativos y extremistas. Si te sientes estresado y demasiado eufórico sin saber canalizar las cosas buenas, es porque tu balanza se está inclinando en exceso hacia el lado positivo y está bien ser optimista pero de una manera racional y no desmedida.

¿QUÉ PODEMOS HACER PARA QUE LAS EMOCIONES NO NOS DOMINEN?

No te identifiques con tus emociones: Ésta es una parte muy importante para no ser dominados por las emociones.

Una persona, a lo largo de su vida, experimentará de todo tipo de emociones, (miedo, alegría, tristeza, frustración, desánimo, infelicidad, rechazo, dolor, sufrimiento, arrepentimiento, vergüenza, euforia, felicidad, etc…)

Estas emociones son sólo eso, emociones que pueden ir cambiando con el paso de los días y la vivencia de diferentes acontecimientos. Pero tú no eres tus emociones. Ellas no te dominarán si tú te mantienes en tu punto de observador racional.

Para que las emociones sean sanas y no caigan en extremos, debemos elevarnos a otro nivel superior, siendo observadores de las emociones pero sin entregarse a ellas. Así las sentirás, pero no te dominarán.

Desde tu postura de observador, aceptas todo lo que sientes, pero sabes que tú no eres tus emociones y que puedes dominarlas cambiando tus pensamientos y equilibrándolos.

Las emociones son como un péndulo. De grandes alegrías han dado infartos y de grandes penas, se ha ido debilitando el cuerpo hasta su enfermedad.

Por ello, es importante aprender a mantenerse en un estado de observación de las emociones. Cuando eres quien analiza y observa, te pones en una posición menos vulnerable y las cosas afectan menos porque aceptas que la manera en la que te sientes es temporal, y no te juzgas por cómo te sientes, sino que, aceptas tus emociones, dejas que salgan y se expresen.

Como en un péndulo, si las emociones son la parte que se mueve de un lado hacia otro, tú debes situarte en el punto fijo del péndulo, que es la parte de arriba de todo, un lugar donde no estás metido en el mundo cambiante de las emociones, sino que ves cómo cambian pero tú estás en otro nivel superior desde donde podrás dominar mejor tus sentimientos y actuar de una manera racional.

Fuente: Buscándome

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