Sabemos que practicar la atención plena es volver a estar vivos, es encontrarnos con lo mas profundo de nosotros. La vida es maravillosa, pero por lo general, en nuestra vida diaria nos dejamos llevar por el olvido, por los enfados y por nuestras preocupaciones. A menudo nos encontramos perdidos en el pasado, incapaces de vivir la vida en el momento presente. Practicar la atención plena es volver a vivir cada segundo del momento presente como si fuese el último. Es entonces que nos damos cuenta la verdadera naturaleza de la palabra Vida.

Al practicar la atención plena, nos encontramos que vemos con mas claridad el sufrimiento causado por la destrucción de la vida en muchas partes. Cuando vemos esto, nace dentro de nosotros lo que llamamos compasión. Esto nos ayuda a comprender y a sacar las herramientas necesarias para proteger las vidas de personas, animales, plantas y minerales. Sabemos muy bien que no es agradable, pero tenemos que estar en contacto con el sufrimiento para poder aprender de el y mejorar.

Podemos decir que hay dos clases de sufrimiento. Aproximadamente el noventa y cinco por ciento del sufrimiento que podemos pasar muchos días, no es ni en absoluto necesario. Debido a nuestra falta de comprensión y de atención plena, causamos un sufrimiento innecesario a nosotros mismos y a los demás, incluyendo a nuestros seres queridos. Pero el cinco por ciento restante, nace del contacto con el sufrimiento real que nos rodea y que habita dentro de nosotros. Ser conscientes de este tipo de sufrimiento produce compasión, la energía necesaria para la transformación y ayuda a aliviar el sufrimiento del mundo.

La compasión no es energía ciega. Con ella practicamos para aprender las formas que existen de proteger las vidas de personas, animales, plantas y minerales.

No debemos perder la conciencia del sufrimiento que está padeciendo el mundo en este mismo momento. Alimentemos aunque sea de vez en cuando este tipo de conciencia por cualquier medio posible: imágenes, contacto directo, visitas, etc. Tenemos que hacer esto para mantener viva en nosotros la conciencia del sufrimiento y la compasión. 

Pero sabemos que experimentar demasiado sufrimiento no es bueno. Cualquier medicamento debe tomarse en la dosis adecuada. Necesitamos mantenernos en contacto con el sufrimiento solo en la medida en que no lo olvidemos. Entonces la compasión fluirá dentro de nosotros y será una fuente de energía que podemos transformar en acción.

Las personas a menudo usamos nuestra ira ante la injusticia social, como base para la acción, pero eso no es que digamos lo mas prudente que podemos realizar. Cuando estamos enojados, no estamos lúcidos y podemos llegar a realizar muchas cosas que se conviertan en dañinas. Según el budismo, la única fuente de energía que puede ser útil es la compasión, porque es segura. Cuando tienes compasión, tu energía nace de la percepción. No es energía ciega. Con compasión, practicamos para aprender formas de proteger las vidas de personas, animales, plantas y minerales. Si no sabemos cómo ayudar, podemos hacer daño. Debemos acompañar a todo esto de amor y de comprensión.

Vamos a intentar ayudar al mundo entendiendo el sufrimiento que puede llevar, para así poder poner las herramientas que creamos necesarias, por muy pequeñas que sean, para aliviar un poco este mal.

3 COMENTARIOS

  1. […] Todos los días, busque signos, nombres, símbolos, lugares u objetos inusuales y repetitivos que aparezcan. Mantenga un diario y registre sus observaciones. Después de una semana, reflexiona sobre lo que has visto. ¿Te han mostrado algo? La sincronicidad funciona mejor cuando estamos en contacto con nuestro ser interior, así que asegurate que estas practicando la conciencia plena . […]

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