Hace miles de años, en las arenas sagradas de Egipto y en los misteriosos templos de la Atlántida, caminó un ser extraordinario: Hermes Trismegisto, también conocido como Thoth. No era simplemente un sabio… era considerado el Maestro de los Maestros, un alma iluminada cuya sabiduría trascendía los límites del tiempo y del espacio.
Los antiguos egipcios, al presenciar la profundidad de su conocimiento y su conexión con los misterios del universo, lo elevaron al rango de dios, fusionando su presencia con la de Thoth, la deidad de la escritura, la alquimia y la sabiduría eterna. Más tarde, los griegos también lo adoptaron en su panteón, bajo el nombre de Hermes, el Mensajero de los Dioses, símbolo de la mente superior y el vínculo entre lo divino y lo humano.
Pero lo más valioso que Hermes dejó no fue su imagen divina, sino un legado de sabiduría universal: los Siete Principios Herméticos, una serie de leyes eternas que explican cómo funciona el universo, tanto en los planos visibles como invisibles.
Estos principios no son propiedad de una religión ni de una cultura específica. Están presentes en todas las tradiciones espirituales verdaderas, aunque ocultos bajo diferentes símbolos y palabras. Sus enseñanzas fueron cuidadosamente protegidas, transmitidas de boca en boca, de maestro a discípulo, a través de generaciones que comprendían que no todo el mundo estaba listo para recibir estas verdades.

Con el tiempo, este conocimiento fue condensado en un pequeño pero poderoso libro conocido como “El Kybalion”. Un compendio que contiene axiomas, máximas y leyes universales que, una vez comprendidas, tienen el poder de transformar radicalmente la percepción de la realidad. Este texto es una joya para quien busca no solo entender el universo, sino también vivir en armonía con sus leyes invisibles.
“El Todo es mente; el universo es mental” — es uno de los principios. ¿Te resuena? Porque una vez que lo interiorizas, comienzas a ver que la realidad que vives es un espejo de tu conciencia.
Hermes no murió. Vive en cada conciencia despierta, en cada alma que busca la verdad más allá de las apariencias. Y su voz, aunque antigua, sigue susurrando en el corazón de quienes se atreven a mirar más allá del velo.
Los siete grandes principios herméticos
Las llaves eternas de la sabiduría universal
En lo más profundo de las antiguas enseñanzas esotéricas, se guardan siete principios eternos que rigen la creación, la energía y la consciencia. Son conocidos como Los Siete Principios Herméticos, y forman la base de toda la Filosofía Hermética revelada por Hermes Trismegisto.
Quien logra comprender estos principios en su totalidad, no solo accede al conocimiento, sino que obtiene la llave maestra capaz de abrir todas las puertas del Templo de la Verdad. Cada uno de estos principios es una ley universal que opera tanto en los planos materiales como en los planos espirituales.
Estos son los Siete Grandes Principios Herméticos que revelan el funcionamiento oculto del universo:
I. – El principio del Mentalismo
II. – El principio de Correspondencia
III.- El Principio de Vibración
IV. – El Principio de Polaridad
V. – El Principio del Ritmo
VI. – El Principio de Causa y Efecto
VII. – El Principio de Generación.
I. El Principio del Mentalismo
«El Todo es Mente; el Universo es Mental»

Entre los Siete Principios Herméticos, el Mentalismo ocupa el primer lugar, no por casualidad, sino porque representa la clave esencial para comprender todo lo demás. Este principio nos revela una verdad poderosa y transformadora: el universo entero, con todo lo que contiene, es una creación mental sostenida por una consciencia infinita.
En palabras simples, todo lo que ves, sientes, tocas o imaginas, tiene su origen en la mente. Pero no en una mente cualquiera, sino en La Mente del TODO, esa energía suprema, invisible e incognoscible que está en todo y lo trasciende todo. Esta Mente Universal es la fuente de la que emanan todos los mundos, todas las formas, todas las experiencias.
La realidad es un espejo de tu conciencia
Entender el principio del Mentalismo no es solo aceptar que “todo es mental”, sino vivirlo en carne y espíritu. Esto significa que la realidad que experimentas no es externa a ti, sino que es una proyección de tu estado interior. Tus pensamientos, creencias y emociones crean la frecuencia desde la cual percibes y co-creas el mundo.
Una persona que vive constantemente en el miedo, inevitablemente atraerá situaciones que refuercen ese miedo.
Por el contrario, una mente en paz comienza a ver paz en todas partes.
Eres co-creador de tu universo
Este principio te da poder. No eres una víctima del destino ni de las circunstancias. Eres un ser mental, dotado del don divino de imaginar, sentir y manifestar. Todo lo que se materializa en tu vida primero fue una idea, una imagen, una energía mental. Si cambias lo que piensas, lo que sientes y lo que crees… cambiarás tu experiencia del mundo.
Ejemplo de vida:
Imagina a una mujer que durante años se sintió invisible, sin valor. Al comenzar a meditar, a nutrir su mente con afirmaciones de amor propio y a visualizarse digna de respeto, poco a poco su entorno empezó a transformarse: las personas la trataban con más aprecio, aparecieron nuevas oportunidades, y hasta su rostro comenzó a irradiar una belleza que antes no sabía que tenía. ¿Cambió el mundo?… No. Cambió su mente, y con ella, su universo.
Aplicar el Mentalismo en la vida diaria
- Vigila tus pensamientos: Cada pensamiento es una semilla. ¿Qué estás sembrando hoy?
- Reprograma tus creencias: Lo que crees profundamente, lo creas. Identifica las creencias limitantes y cámbialas por afirmaciones elevadas.
- Visualiza con intención: La imaginación es una herramienta sagrada. Visualiza lo que deseas como si ya fuera real.
- Medita: Conecta con la Mente Universal. En el silencio interior encontrarás respuestas que ningún ruido externo puede darte.
II. El Principio de Correspondencia
“Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba”

Entre los Siete Principios Herméticos, el Principio de Correspondencia es una de las llaves más poderosas para descifrar los secretos del universo. Esta enseñanza eterna nos revela que todo en el cosmos está conectado, que lo pequeño refleja a lo grande, y lo interno moldea lo externo.
“Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba” no es solo una frase mística. Es una ley universal que atraviesa todos los niveles de existencia: físico, mental, emocional, espiritual. Es una invitación a mirar dentro de ti si quieres entender el universo… y a observar el universo si quieres conocerte a ti mismo.
Todo está interconectado
Este principio nos enseña que no existen separaciones reales entre los planos de existencia. Lo que sucede en el plano físico tiene su correspondencia en el plano mental. Lo que ocurre en tu alma se manifiesta en tu cuerpo. Lo que pasa en el universo exterior es reflejo del universo interior.
Por ejemplo, si hay caos en tu mente, lo verás reflejado en tus relaciones, en tu entorno, en tus decisiones. Y si hay orden en tu interior, también habrá orden fuera. El mundo es tu espejo, aunque muchas veces no nos guste lo que refleja, porque nos obliga a mirar dentro.
Ejemplo simbólico de la correspondencia
Piensa en una gota de agua y en el océano inmenso. Aunque su tamaño es distinto, ambos contienen la misma esencia. La gota refleja al océano, y el océano está hecho de gotas. Así ocurre con el ser humano y el universo: somos pequeños en apariencia, pero dentro llevamos la misma chispa divina que mueve galaxias.
Aplicaciones del Principio de Correspondencia en tu vida
1. Observa tu cuerpo para comprender tu mente y espíritu.
Dolores físicos, enfermedades o tensiones pueden ser señales de conflictos internos. Cuando sanas tu interior, muchas veces el cuerpo también responde con alivio.
2. Usa el entorno como guía.
¿Vives rodeado de desorden, de ruido, de relaciones caóticas?… Entonces es posible que tu mundo interno también necesite atención. Organizar tu casa, cuidar tu espacio o tus vínculos es una forma de equilibrar tu interior.
3. Medita en el cosmos como reflejo del alma.
La luna influye en las mareas, el sol sostiene la vida, los planetas orbitan con armonía. Todo eso ocurre también dentro de ti. Tu alma tiene ciclos, luz, sombras, pulsos. Comprender el universo es aprender a habitarte.
Una experiencia simbólica
Un hombre pasaba su vida buscando respuestas en libros, gurús y templos sagrados. Un día, exhausto, se sentó junto a un lago. Miró el agua y vio su reflejo. Entonces comprendió: todo lo que había buscado fuera ya estaba en él. Desde ese día, comenzó a transformar su mundo… empezando por su interior.
III. El Principio de Vibración
“Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra”

Vivimos en un universo vibrante, dinámico, en constante movimiento. Nada está quieto. Nada es realmente sólido. Todo vibra. Todo pulsa. Todo respira. Este es el mensaje profundo del Tercer Principio Hermético: el Principio de Vibración.
Desde el átomo más diminuto hasta el sol más lejano, todo en la creación está en constante vibración. Las piedras, los pensamientos, los sentimientos, las palabras… todo tiene una frecuencia, una energía única, un ritmo que emite, recibe y transforma.
Comprender este principio no es solo entender la física del universo, sino también comprender cómo nuestras emociones, intenciones y pensamientos afectan la realidad que vivimos.
Todo es energía en movimiento
Este principio nos recuerda que no hay nada estático en el universo. Incluso lo que parece sólido o inerte, vibra. El cuerpo, el alma, la mente, la palabra… todo se mueve en diferentes grados de intensidad.
Una emoción como el miedo vibra lento y denso. Una emoción como el amor vibra alto y ligero.
Por eso, cuando elevas tu vibración interior, comienzas a atraer experiencias y personas que están en esa misma frecuencia elevada.
No se trata de “buscar” algo nuevo afuera. Se trata de sintonizarte con lo que ya vibra en ese nivel.
Ejemplo de vibración en la vida diaria
Piensa en alguien que se despierta con pensamientos negativos: “No valgo nada”, “todo me sale mal”, “nadie me comprende”. Esa vibración baja lo envuelve, y durante el día todo parece confirmarle su visión: discusiones, puertas cerradas, malestar.
En cambio, cuando alguien se levanta con gratitud, con propósito y alegría, sus pensamientos vibran en otra frecuencia, y mágicamente las situaciones fluyen, las personas colaboran, y la vida parece más luminosa.
¿El mundo cambió?… No. Cambió su vibración.
Tú eliges la frecuencia en la que vives
El poder de este principio es profundamente liberador. Te muestra que no estás atrapado en una realidad fija, sino que puedes cambiar tu experiencia cambiando tu vibración.
¿Cómo elevar tu vibración?
- Cuidando tus pensamientos.
- Alimentando tu cuerpo con conciencia.
- Eligiendo palabras que sanan.
- Escuchando música que eleve tu espíritu.
- Rodeándote de personas y lugares que irradien luz.
- Conectando con la naturaleza, la meditación y el silencio.
Una experiencia simbólica
Una mujer sentía que todo a su alrededor era oscuridad: sus relaciones, su salud, su autoestima. Un día, una amiga le regaló un cuarzo rosa y le habló de la vibración del amor. Comenzó a meditar con esa piedra cada mañana, repitiendo: “Estoy en paz, estoy en amor, estoy en luz”.
No fue inmediato, pero con el tiempo su frecuencia interna cambió… y su vida también. Las mismas personas parecían distintas. Las oportunidades llegaron. Ella no había cambiado el mundo, había cambiado su frecuencia.
IV. El principio de polaridad
“Todo es dual; todo tiene polos; todo su par de opuestos”

La vida es un juego de contrastes, un baile de extremos que se abrazan y se repelen al mismo tiempo. El Principio de Polaridad, el cuarto de los Siete Principios Herméticos, nos revela una verdad esencial: todo tiene dos caras, dos polos, dos extremos que en apariencia se oponen, pero que en esencia son uno solo.
Luz y oscuridad, amor y odio, frío y calor, éxito y fracaso… no son enemigos, sino aspectos diferentes del mismo fenómeno, separados solo por grados de vibración. Comprender esto es dar un paso inmenso hacia la sabiduría, porque nos libera de los juicios extremos y nos invita a buscar el equilibrio en medio de los opuestos.
Nada es absoluto, todo es relativo
Cuando decimos que algo es “bueno” o “malo”, “positivo” o “negativo”, lo hacemos desde nuestra percepción limitada. Pero el universo no se rige por etiquetas humanas. Todo es parte de un continuo, de una escala de matices donde los opuestos son simplemente los extremos de una misma energía.
Por ejemplo, el amor y el odio no son sentimientos diferentes, sino variaciones de intensidad de la misma emoción. Uno vibra alto, el otro bajo, pero ambos pertenecen al mismo eje. Así sucede también con la verdad y la mentira, la alegría y la tristeza, el éxito y el fracaso.
Ejemplo de polaridad en la vida diaria
Un hombre se sentía fracasado tras perder su empleo. Todo en él vibraba en frustración y autocompasión. Sin embargo, al reflexionar profundamente, comprendió que ese “fracaso” lo estaba empujando hacia un cambio que él mismo había postergado por miedo: emprender un proyecto que amaba.
Lo que parecía un extremo negativo, contenía en sí la semilla de su liberación. La derrota y la victoria eran dos polos del mismo proceso de crecimiento.
El arte del equilibrio
Este principio nos da una herramienta muy poderosa: la transmutación mental.
Si todo tiene dos polos, entonces podemos movernos conscientemente hacia el extremo opuesto. Si estás sintiendo miedo, puedes cultivar el valor. Si te inunda la tristeza, puedes comenzar a generar pensamientos de gratitud y alegría.
No se trata de negar lo que sentimos, sino de reconocer que podemos desplazar nuestra energía a través de la conciencia.
Aplicar el Principio de Polaridad en tu vida
- Acepta tus sombras: No luches contra tu oscuridad, compréndela. En ella hay lecciones ocultas. La luz nace del contraste.
- No idealices los extremos: Ni el placer absoluto es eterno, ni el dolor lo es. Todo es parte del flujo de la existencia.
- Transmuta tu estado emocional: Usa afirmaciones, respiración, música, movimiento… cualquier herramienta que te ayude a elevar tu vibración hacia el polo que deseas experimentar.
- Recuerda: todo es parte de ti: Lo que rechazas afuera también vive dentro. Al integrar los opuestos, te haces más completo, más consciente, más libre.
V. El principio de ritmo
“Todo fluye y refluye; todo asciende y desciende”

La vida es un vaivén constante. Como las mareas del océano, como el latido del corazón, como la respiración… todo en el universo tiene un ritmo, un movimiento pendular que va de un extremo a otro. Así lo enseña el Quinto Principio Hermético: el Principio del Ritmo.
Esta ley universal nos revela que nada permanece inmóvil ni constante, sino que todo se mueve en ciclos. Después de la expansión viene la contracción. Tras el día, llega la noche. Tras la alegría, la tristeza. Tras la calma, el desafío. Esta oscilación no es castigo ni azar: es el mecanismo sagrado mediante el cual el universo equilibra, purifica y evoluciona.
Aceptar el ritmo de la vida es vivir en sabiduría
Uno de los mayores errores del ego es resistirse a los ciclos naturales. Nos aferramos al placer y rechazamos el dolor. Queremos que todo lo “bueno” dure para siempre y que lo “malo” nunca ocurra. Pero el Principio del Ritmo nos recuerda que todo tiene un movimiento de ida y vuelta.
Cuando comprendes esta ley, dejas de luchar contra lo inevitable y aprendes a surfear las olas de la existencia.
“Estoy en un ciclo de bajada, pero pronto vendrá la subida.”
“Estoy en un momento de luz, y lo honro sin miedo a la sombra.”
Así piensan las almas sabias.
Ejemplo de ritmo en la vida diaria
Una mujer vivía un periodo de abundancia y expansión. Todo fluía, los proyectos prosperaban, el amor la rodeaba. Pero meses después, entró en una fase de introspección, de escasez aparente, de pausa. Al principio lo sintió como una pérdida… hasta que comprendió que ese “invierno” no era castigo, sino parte del ciclo de su alma. Era tiempo de renovación, de silencio interior.
Comprendió que el ritmo también la protegía.
El péndulo siempre oscila, pero tú puedes dominar su efecto
El Kybalion enseña que, aunque el péndulo del ritmo se mueve inevitablemente, el iniciado puede neutralizar sus efectos más extremos a través del arte de la transmutación mental.
Esto significa que, si bien no puedes evitar que lleguen momentos difíciles, sí puedes evitar ser arrastrado emocionalmente por ellos. Puedes mantenerte en el centro, firme como el observador que entiende que todo pasa, que todo cambia, que todo vuelve.
Claves para aplicar el Principio del Ritmo en tu vida
- No te apegues al momento presente, ni para bien ni para mal. Todo cambia. Disfruta lo bello sin miedo. Atraviesa lo difícil con confianza.
- Observa tus ciclos internos: hay momentos para actuar y momentos para descansar. No todo se trata de producir. Honra también tus pausas.
- Responde, no reacciones: cuando estés en una bajada emocional, evita decisiones drásticas. Espera. El ritmo cambiará.
- Medita en los ciclos de la naturaleza: la luna, las estaciones, las olas. Todo te enseña que el ritmo es parte de la sabiduría divina.
VI. El Principio de Causa y Efecto
“Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa”

Nada ocurre por casualidad. No hay accidentes en el universo. Cada acción, cada pensamiento, cada palabra, genera una reacción. Así lo enseña el Sexto Principio Hermético: El Principio de Causa y Efecto.
Este principio nos invita a abrir los ojos ante una verdad poderosa: somos los responsables de todo cuanto ocurre en nuestra vida. No como castigo, sino como parte de una ley universal que opera con precisión divina.
Todo lo que haces, piensas o sientes, genera una consecuencia
Desde los planos más sutiles del pensamiento hasta los actos más concretos del mundo físico, todo está interconectado por cadenas invisibles de causa y efecto. Lo que experimentas hoy fue sembrado antes… quizás hace semanas, meses o incluso vidas.
Si siembras juicio, cosecharás conflicto.
Si siembras compasión, cosecharás armonía.
Si siembras consciencia, cosecharás libertad.
Esta ley no es castigo. Es una guía, una brújula ética y espiritual que nos recuerda que nuestras elecciones construyen nuestro destino.
Ejemplo de causa y efecto en la vida cotidiana
Un hombre vivía quejándose del “azar” que lo perseguía: relaciones tóxicas, proyectos fracasados, traiciones. Sin embargo, al detenerse a mirar en profundidad, descubrió que él mismo había estado emitiendo vibraciones de desconfianza, temor y carencia.
No era víctima del destino… era el autor inconsciente de su realidad.
Cuando comenzó a asumir responsabilidad por sus pensamientos y acciones, el efecto cambió, porque la causa también lo hizo.
El poder de asumir la responsabilidad
Una de las enseñanzas más liberadoras de este principio es que no somos hojas llevadas por el viento, sino seres capaces de influir, elegir y transformar. Cuanto más conscientes somos de nuestras causas, más elevadas serán nuestras consecuencias.
No se trata de controlar todo, sino de actuar con intención, de vivir desde la conciencia, no desde la inercia.
Cómo aplicar el Principio de Causa y Efecto en tu vida
- Antes de actuar, pregúntate: ¿Qué efecto tendrá esto? ¿Estoy actuando desde el miedo o desde el amor?
- Hazte responsable de lo que experimentas: Deja de culpar al mundo, a los otros, al pasado. Pregúntate: ¿Qué puedo aprender de esto? ¿Qué patrón estoy repitiendo?
- Sé causa, no efecto: Eleva tu vibración y tus decisiones, y verás cómo cambia el reflejo de tu vida.
- Crea intencionalmente: Cada palabra que pronuncias, cada gesto que haces, está creando futuro. Usa ese poder con sabiduría.
Una experiencia simbólica
Una joven tenía la costumbre de criticar todo: el clima, la comida, las personas, el mundo. No se daba cuenta de que esa crítica constante era la causa de su insatisfacción y su soledad. Un día, en medio de una meditación, sintió una profunda revelación: “Estoy viviendo los efectos de mi energía.”
Desde entonces, empezó a cambiar su discurso, su forma de mirar, de agradecer. Y la vida, como un espejo fiel, empezó a responder con belleza.
VII. El principio de género
“La generación existe por doquier; todo tiene sus principios masculino y femenino”

Con el Séptimo Principio Hermético, se cierra el círculo de la sabiduría oculta que rige el universo. El Principio de Generación nos enseña que nada puede existir, manifestarse o evolucionar sin la unión de dos fuerzas complementarias: la energía masculina y la energía femenina.
Este principio no se refiere al género humano, sino a dos aspectos universales de la creación. La energía masculina representa el impulso, la acción, el pensamiento que penetra y dirige. La energía femenina representa la receptividad, la gestación, la intuición que nutre y da forma. Ambas son necesarias. Ambas viven en ti.
Todo lo que nace, nace de la unión de dos polaridades
Desde la semilla que germina en la tierra, hasta la idea que se convierte en realidad, todo proceso creativo necesita estas dos energías trabajando juntas en armonía. Sin el impulso masculino no hay dirección. Sin el espacio femenino no hay manifestación.
El Sol (energía activa) fecunda la Tierra (energía receptiva), y de esa unión nace la vida.
El pensamiento (masculino) encuentra hogar en la emoción (femenina), y juntos crean una experiencia.
Ejemplo de generación en la vida cotidiana
Una artista tenía miles de ideas, impulsos, sueños (energía masculina), pero nunca los concretaba. Todo quedaba en el plano mental. Un día, empezó a meditar, a abrirse a su sensibilidad, a crear espacios de silencio y receptividad (energía femenina). Entonces, las ideas comenzaron a tomar forma. Nacieron cuadros, exposiciones, conexiones reales.
Había aprendido a unir sus dos polaridades internas.
El principio creador está dentro de ti
Este principio te recuerda que tú eres creador, tú eres diosa y dios, tú eres padre y madre de tu realidad. Cuando equilibras estas energías en tu interior, te conviertes en canal puro para dar vida a nuevas ideas, proyectos, relaciones y estados del ser.
El desequilibrio entre lo masculino y lo femenino es la raíz de muchas crisis personales y colectivas. Demasiada energía masculina lleva a la rigidez, la dominación, el control. Demasiada energía femenina lleva a la pasividad, la dependencia, la confusión.
Pero cuando ambas fuerzas se abrazan, nace la plenitud.
Cómo aplicar el Principio de Generación en tu vida
- Reconoce tus dos energías interiores: ¿Estás actuando más desde el hacer o desde el recibir? ¿Desde la razón o desde la intuición? Equilibra.
- Cultiva tu creatividad consciente: Toda idea necesita espacio para madurar. Dale tiempo, cuidado, intención.
- Honra tus ciclos: Hay momentos para sembrar y momentos para esperar. Respeta el ritmo de tu energía.
- Usa el poder de la unión interior: La verdadera magia ocurre cuando no compites dentro de ti, sino que te integras.
Una experiencia simbólica
Un hombre racional, lógico y exitoso se sentía vacío, desconectado. Todo lo analizaba, todo lo controlaba. Hasta que, en un retiro, conectó con su parte femenina: la vulnerabilidad, la emoción, el silencio. Lloró por primera vez en años. Sintió ternura, gratitud, vida.
Desde entonces, su vida cambió. Siguió siendo fuerte, pero ahora también era suave. Siguió dirigiendo, pero ahora también sabía escuchar. Se volvió completo.
La sabiduría eterna que despierta el Alma
Los Siete Principios Herméticos son mucho más que antiguos preceptos espirituales: son leyes universales eternas que rigen todo lo que existe, desde lo más invisible hasta lo más tangible. Al comprenderlos, no solo expandes tu mente, sino que abres las puertas del alma a una nueva dimensión de conciencia. Cada principio es una llave que, al ser vivida y aplicada, te devuelve al origen: a la unidad con el TODO.
Esta sabiduría nos enseña que la realidad no es algo externo e inamovible, sino una creación mental, vibratoria y cíclica, moldeada por nuestras emociones, pensamientos y acciones. Nada ocurre por azar. Todo responde a causas que hemos sembrado, y todo fluye según ritmos naturales que, cuando se aceptan, nos liberan del sufrimiento. El universo es un espejo, y lo que ves afuera es un reflejo de lo que ocurre dentro.
La integración de las energías masculinas y femeninas, la comprensión de los opuestos, y el equilibrio entre acción y receptividad, nos otorgan el poder de crear conscientemente. Cuando alineamos nuestra vida con estos principios, dejamos de ser víctimas del destino y nos convertimos en creadores conscientes de nuestra realidad. Es entonces cuando lo espiritual deja de ser teoría y se convierte en experiencia viva.
Comprender estos principios es recuperar el lenguaje del alma, el mapa sagrado que Hermes dejó para quienes se atreven a despertar. No están fuera de ti, están en cada célula, en cada pensamiento, en cada respiración. El Kybalion vive en tu conciencia. Y cuando caminas con estos principios, el universo entero camina contigo.
Este es el verdadero camino hermético: una transformación silenciosa, profunda, íntima.
Un viaje de regreso al centro, al TODO, al Ser que siempre fuiste. Ya no necesitas buscar afuera. El templo eres tú. La clave está en tus manos. El TODO vibra en tu interior.
Actualizado el 2 de julio de 2025 para reflejar nueva información.