Existió un momento en mi vida, que me hizo comprender el porque debemos sanar al niño interior herido que algunos llevamos dentro. Recuerdo como hace años, me quedé mirando un papel arrugado y azotado por el viento en un tablón de anuncios. Algo me había detenido en ese momento, algo me había llevado a contemplar esas palabras, mordiéndolas lentamente en mi mente.
Nunca es demasiado tarde para tener una infancia feliz …
Me senté lejos, en un banco solitario, mirando las palabras escritas en el papel. Recordaba las carreras de mi infancia y los abrazos grupales, mientras miles de recuerdos bombardeaban mis pensamientos. Ciertamente, las nociones asociadas a curar y sanar al niño interior, no siempre son atractivas, pero en ese momento yo sabía que existía una verdad más profunda en esas palabras.
Y así comenzó para mi la búsqueda para volver a criarme, un viaje para reconectarme con ese niño interior perdido y solitario.
¿Cómo fue tu infancia?
Es una pregunta bastante simple, y para la que todos tenemos una respuesta. Mientras que algunos de nosotros tuvimos una educación solidaria, amorosa y abierta, otros experimentamos ciertas negligencias en diversos grados.
Si tuviste una infancia maravillosa, lo más probable es que estés conectado como adulto a esa personalidad creativa e infantil dentro de ti. Sin embargo, si consideras que tu infancia fue deficiente de alguna manera, lo más probable es que hayas experimentado alguna combinación de los siguientes tipos de negligencia:
1. Emocional
Esta aparece cuando los padres o tutores, no muestran ningún interés a las necesidades emocionales de amor, apoyo, protección y orientación que puede tener el niño. Puede que no presten atención a la parte emocional del niño o que directamente condenen las expresiones emocionales que existen dentro del niño. El resultado que puede causar esto es que:
- Desarrollar una baja autoestima hacia uno mismo.
- Comenzar a ignorar las necesidades emocionales.
- Aprender a esconderse, a evitar o reprimir las emociones, ya que están asociadas con sentimientos de abandono desde la infancia.
- Desarrollar enfermedades psicológicas o físicas relacionadas con la incapacidad para escuchar, aceptar y manejar las emociones de una manera saludable (por ejemplo represión emocional ).
2. Psicológica
Este tipo de negligencia se manifiesta en la infancia cuando los padres o tutores no escuchan, ni abrazan, ni nutren psicológicamente al niño. A medida que se crece, es probable que se desarrolle uno de estos síntomas:
- Problemas de baja autoestima debido a ciertas formas de abuso como el ridículo, las humillaciones, las expectativas excesivamente altas, el ser ignorado, rechazado o castigado constantemente.
- Se desarrollan problemas de ira profundamente arraigadas tanto a un trauma infantil no resuelto, como a la incapacidad de amarse a uno mismo.
- Se desarrollan adicciones y neurosis para crear una sensación equivocada de comodidad y seguridad en la vida.
- Aparecen enfermedades psicológicas y / o físicas.
- Se tiende a tener problemas para mantener relaciones saludables y respetuosas.
3. Físico
En un nivel básico y fundamental, la seguridad física y la nutrición son uno de los elementos más intrínsecos de una relación amorosa. Podemos ver esto en la naturaleza, con los animales alimentando a sus polluelos o cachorros con comida, refugio y protección. Sin embargo, cuando esto falta, se pueden desarrollar los siguientes problemas:
- Baja autoestima que resulta en negligencia física / abuso de uno mismo, por ejemplo, trastornos alimentarios (anorexia, obesidad), mantener una dieta poco saludable, autolesiones.
- Comportamientos intensos de búsqueda de seguridad (complejos psicológicos como el TOC) o comportamientos de riesgo extremo (por ejemplo, sexo sin protección, hazañas obsesivas temerarias, etc.)
- Adicciones a las drogas, el alcohol, la violencia, la comida, etc.
- Disfunción sexual o promiscuidad (a menudo debido al abuso sexual).
Es importante recordar que si bien, algunos de nuestros problemas se derivan de la negligencia infantil, del rencor, la culpa y de la autocompasión, esto no nos llevará a ninguna parte. Las personas somos víctimas de las víctimas, lo que significa que la razón por la cual nuestros padres / tutores se comportaron de esa manera, es muy probablemente que sea debido a su propia educación, cuando sus padres también fueron así por razones similares, y así sucesivamente.
El verdadero culpable aquí es la falta de conciencia de uno mismo y de sus acciones.
Cómo volver a criar y sanar al niño interior
Sentado en ese banco solitario mirando las palabras escritas en el papel del tablón, me di cuenta de algo. Nuestros padres o tutores pueden no haber satisfecho todas nuestras necesidades o algunas de ellas, pero aun podemos hacerlo. El concepto es extraño, incluso para nosotros, pero podemos ser nuestros propios padres. No solo eso, sino que podemos volver a criarnos a nosotros mismos si dedicamos suficiente tiempo y esfuerzo.
¿Los beneficios?
- Mayor felicidad y optimismo.
- Mejora de la creatividad.
- Una mente, cuerpo y alma más saludables.
- Amistades y relaciones más fuertes.
- Desarrollo de habilidades esenciales para la vida: aceptación, perdón, vulnerabilidad, compasión, amor propio.
Por lo que he experimentado, presenciado e investigado, los siguientes pasos te ayudarán a reconectarte, a volver a criar y a sanar el niño interior.
1. Estar dispuesto y abierto a hacer esa conexión.
Alojar cualquier duda, vacilación o cinismo sobre el sanar al niño interior que llevamos dentro, retrasará el proceso de curación, de ese lado vulnerable e infantil de ti mismo.
2. Piensa en cómo eras cuando eras niño.
Siéntate o ponte en una posición cómoda. Respira profundamente, observa y relájate. Medita en cómo te sentiste, qué te gustó, qué no te gustó y cuáles fueron tus pasatiempos y pasiones. Intenta obtener una imagen clara de quién es tu niño interior. Mirar fotografías antiguas puede estimular muchos recuerdos (en mi experiencia, esto despierta muchas emociones).
3. Anima a tu yo infantil a salir y «jugar».
Por ejemplo, intenta hacer algo que amabas cuando eras niño (por ejemplo soplar burbujas, columpiarte en los columpios, comer dulces, jugar con autos de juguete, etc…).
4. Introduce más «tiempo de juego» en tu vida.
Se tonto. Haz algo sin sentido y ridículo solo por el puro placer de hacerlo. Como «adultos» , tenemos esa absurda creencia de que la vida siempre debe ser seria, basada en la responsabilidad y en el deber. Lo más rápido para envejecer no es tu cuerpo, sino tu mente.
5. Explora por qué has estado fuera de contacto con tu niño interior.
¿Qué fue lo que sucedió en tu niñez o adolescencia que te separó de ese lado vulnerable, inocente y juguetón de ti mismo?… ¿Cómo te trataron tus padres o tutores cuando eras un niño?… ¿Se ocuparon de tus necesidades emocionales, psicológicas y / o físicas?… ¿Experimentaste algún trauma?… ¿Que reflejan tus pensamientos, sentimientos, comportamientos y creencias de lo que experimentaste cuando eras un niño?… Para conocerte mejor y ver las razones por las que terminaste en el lugar donde te encuentras, es esencial hacer estas preguntas y buscar unas respuestas sólidas.
6. Toma medidas para brindarte una vida segura, solidaria y enriquecedora.
Para volver a criarte a ti mismo, debes desarrollar tu amor propio. Debes poder ver que es intrínsecamente valioso el tomar medidas para afirmar esto en tu vida. Dichos pasos podrían incluir afirmaciones diarias como por ejemplo, » Soy digno. Honro a mi niño interior. Estoy a salvo y soy amado. Tengo libertad y felicidad ”. Otros pasos podrían incluir cambiar de hábitos y de pensamientos negativos y reemplazarlos por otros nuevos, tratarse y recompensarse a uno mismo, así como desarrollar la atención plena y la conciencia de las necesidades emocionales, psicológicas y físicas fundamentales.
Aunque es posible que hayamos sufrido algún proceso negativo de niños, nunca es tarde para revivir nuestra infancia, sanar al niño interior y volver a conectarnos con ese lado infantil de nosotros mismos. Cuando asumimos la responsabilidad de nuestra felicidad en la vida, tenemos el poder de sanarnos a nosotros mismos y crear una mayor integridad. Este regalo nunca se nos puede quitar.
[…] que nuestro niño interior juegue. Ponte las botas de agua y salta encima de algunos charcos o salpica un poco de […]