¿Alguna vez has tomado una guitarra o puesto tu canción favorita y has dejado que la música te lleve a un lugar y a un estado de felicidad y éxtasis?… La mayoría de las personas han experimentado esta sensación en algún momento de sus vidas, pero ¿de dónde proviene este sentimiento eufórico?…
La música proviene de un lugar innatamente espiritual. Es una forma de arte que nos permite conectarnos con nosotros mismos y con los demás a través de los sonidos y de las emociones que transmite. La música tiene la capacidad de elevar nuestra conciencia y presentarnos a una realidad espiritual compuesta de sonido y de color puro, por eso atrae a tanta gente.
Puede transportarnos a través del tiempo y el espacio, permitiéndonos experimentar emociones y sensaciones que de otra manera serían imposibles. Hay algo místico en la música, una sensación que nos conecta con una parte más profunda y espiritual de nosotros mismos.
La música como idioma del cambio vibracional
La música es un lenguaje metafísico universal que podemos utilizar para cambiar nuestra vibración. ¿A quien no le ha pasado que ha cambiado su estado de animo después de escuchar una canción?… Como seres humanos, a menudo sentimos que hay más en la música de lo que oímos, y si somos capaces de abrirnos y considerar que en realidad es algo espiritual, podríamos aprovecharla a un nivel desconocido.
Para muchas personas que practican algún instrumento, la música se convierte en una forma de vida. No pueden pasar mucho tiempo sin coger su guitarra o cantar algo. Y es que hay una razón por la cual tantas personas se han dedicado a la música a lo largo de los siglos. Tiene el gran poder de elevarnos y transportarnos a una vibración más alta y una herramienta poderosa que podemos utilizar para conectarnos con nosotros mismos y con los demás. Si somos capaces de abrirnos a su naturaleza espiritual, podemos aprovechar al máximo su capacidad para elevarnos y transformarnos.
La música es una forma de arte que trasciende las barreras culturales y lingüísticas, permitiéndonos conectarnos con otros a un nivel más profundo y significativo. Es una expresión de la emoción y la creatividad humana que puede tocar el corazón y el alma de cualquier persona que la escuche.
El lenguaje interno o universal de Dios
Creemos que la naturaleza espiritual de la música no puede ser definida por un idioma, religión, cultura o género. Precede y trasciende todos esos marcos y en esencia, es el sonido del espíritu. Cuando se crea desde el corazón, con la verdad y con la intención mas pura, se convierte en una expresión espiritual de la naturaleza más universal y del orden más elevado.
Tiene el poder de elevarnos y conectarnos con lo divino. A través de ella, podemos experimentar una conexión profunda con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Es una forma de arte que trasciende al tiempo y al espacio, permitiéndonos experimentar la eternidad y la inmortalidad en el momento presente. Cuando escuchamos o creamos música, nos encontramos en un estado de conciencia expandida. Nos permite entrar en un espacio sagrado donde podemos experimentar la belleza y la armonía en su forma más pura. La música es un recordatorio de que somos seres espirituales, conectados con una fuerza más grande que nosotros mismos.
Cuando se trata de elevar nuestra conciencia espiritual, la música solo es superada por la meditación. Es lo más cercano que tenemos a una vibración más alta más allá de la meditación, y es por eso que escucharla puede proporcionarnos muchos beneficios a nivel del alma. También parece la mejor manera de llegar a las personas, y aunque las meditaciones grupales son populares en este sentido, probablemente no sean tan populares como los conciertos.
Casi cualquier persona ama un buen concierto, y me imagino que a la mayoría de las personas con una mentalidad espiritual y social, les encanta asistir a las presentaciones de las personas que usan su música para arrojar luz sobre temas que merecen atención y discusión.
No solo podemos aumentar nuestra conciencia social y espiritual con la música, sino que también podemos aumentar la conciencia de los demás. Podemos hacer que las personas piensen en cuestiones que tienen que ver con nuestra sociedad o nuestra evolución espiritual (o ambas), mientras que posteriormente podemos entrar en un estado meditativo musical.
El silencio y la Expresión musical
El silencio es la fuente de todo. Es la fuente de la música y es la música misma. El silencio es la música más profunda y satisfactoria del Todo. Se dice que la ‘música divina’ se origina en el silencio del Ser sagrado.
El silencio es una herramienta poderosa en nuestra práctica espiritual y en la expresión musical. A menudo, comenzamos una sesión musical, con una meditación en completo silencio, permitiendo que nuestra mente y nuestro cuerpo se calmen y se abran a la fuente divina. A medida que nos sumergimos en este silencio, de repente la música comienza a surgir, fluyendo desde lo más profundo de nuestra alma.
Es como si el silencio fuera una corriente subterránea que fluye constantemente, y al sumergirnos en él, nos permitimos ser llevados por esa corriente hacia una experiencia musical más profunda y satisfactoria. La música divina se origina en este silencio sagrado, y es por eso que es una expresión tan poderosa y transformadora del espíritu.
El silencio es nuestro nido, nuestro refugio y nuestra fuente de inspiración. Es desde aquí, desde lo más íntimo de nuestro ser, desde donde surge la música divina. Como el pájaro que abandona el nido temprano por la mañana y regresa al anochecer, nosotros también salimos del silencio para crear y compartir nuestra música, y luego regresamos a ese lugar sagrado para descansar y recargar nuestras energías.
Meditación, música y activismo
La meditación y la música son dos caminos que nos llevan de vuelta a nuestra fuente de consciencia. Ambos merecen un gran crédito en nuestra búsqueda de la verdad y la conexión espiritual. Mientras que la meditación nos lleva a través del silencio y la introspección, la música nos guía a través del sonido y la emoción. Juntas, estas prácticas pueden transformar nuestra percepción del mundo y ayudarnos a descubrir nuestro lugar en el universo.
Creo que nuestra evolución espiritual se basa principalmente en la meditación, la creatividad y la experiencia, y creo en el gran potencial que tiene la música para ayudarnos a conectarnos con nuestro centro mas profundo. El despertar de la humanidad no está lejos, y cuando más personas se den cuenta, probablemente recurran a herramientas como la música para ayudarles a sentir su alma de una manera mas profunda.
La música mejorará en gran medida nuestra ‘vida espiritual’ si tenemos en cuenta que no está separada de nuestra espiritualidad. Los dos son uno y lo mismo, y recordar esto es importante si queremos aprovecharlas al máximo. Son como hermanos gemelos. La música complementa el espíritu y, a su vez, el espíritu complementa a la música. No podemos separarlos.
En conclusión… Música, color y espiritualidad
Junto al color (y, por supuesto, al silencio), la música es el elemento creativo más grande que se nos ha dado. Como seres humanos, hemos experimentado cómo puede cambiar nuestro estado de ánimo, evocar emociones profundas y hacernos sentir más conectados con nosotros mismos y con los demás.
Creemos que el sonido y el color son los principales responsables de crear nuestra realidad, y a medida que evolucionamos hacia una vibración más alta, creemos que seremos inundados con frecuencias más ligeras de sonido y color. Juntos, el sonido y el color pueden elevar nuestra conciencia a nuevos niveles de percepción y comprensión.
La música es el alma de muchas personas, conscientes o no, y seguirá siéndolo a medida que se ascienda a otras dimensiones y se descubran estados de conciencia cada vez más puros. Como comunidad, podemos explorar juntos las posibilidades de la música como una herramienta para el despertar espiritual y la transformación personal.