La Verdad que está en todas las Religiones

Debajo de las diferencias aparentes de todas las religiones y tradiciones espirituales, hay dos principios fundamentales en los cuales convergen (coinciden) prácticamente todas.

Las palabras utilizadas para expresar esos principios son diferentes, pero todas apuntan hacia una doble verdad fundamental:

1- La primera parte de esa verdad es el reconocimiento de que el estado mental «normal» de la mayoría de los seres humanos contiene un elemento fuerte de disfunción o locura.

Como una forma de enfermedad mental colectiva.

-En el hinduismo la denominan «maya» (el velo de la ilusión).

-En el budismo la denominan «dukka» (sufrimiento, desdicha).

Buda dice que la mente humana genera «dukka», y por tanto, todo es «dukka».

-En el cristianismo la denominan «el pecado original» (que significa «no dar en el blanco»).

Significa vivir torpe y ciegamente, sufriendo y causando sufrimiento.

Los logros de la humanidad son impresionantes e innegables. Hemos creado obras sublimes en la música, la literatura, la pintura, la arquitectura, la escultura, la ciencia y la tecnología.

No hay duda de que la mente humana es enorme. Sin embargo, esa misma inteligencia está tocada de locura.

Guerras crueles y destructivas, motivadas por el miedo, la codicia y las ansias de poder.

La esclavitud, la tortura y la violencia generalizada motivada por razones religiosas e ideológicas.

La violencia contra otras formas de vida y contra el planeta mismo.

Los seres humanos habían sufrido más a manos de otros seres humanos que a causa de los desastres naturales.

Empujados por la codicia e ignorantes de su conexión con el todo, los seres humanos insisten en un comportamiento que, de continuar desbocado, provocará nuestra propia destrucción.

Basta con ver las noticias de todos los días en la televisión para reconocer que la locura no solamente no ha menguado sino que todavía continúa en el siglo veintiuno.

¿Las causas de todo esto?

El miedo, la codicia y el deseo de poder.

Sin embargo, es importante reconocer que el miedo, la codicia y el deseo de poder no son las verdaderas causas de lo que venimos hablando sino que son productos de ella.

La disfunción realmente es un delirio colectivo profundamente arraigado dentro de la mente de cada ser humano. (Es un estado de desequilibrio).

¿La solución a todo esto?

Un cambio en el estado de conciencia.

No podemos esforzarnos a ser bondadosos, sino VER LA BONDAD DENTRO DE NOSOTROS.

2- La segunda parte de la verdad de las religiones y tradiciones espirituales es la buena nueva de una posible transformación radical de la conciencia humana.

-En el hinduismo, esa transformación se llama «Iluminación».

-En el budismo, se llama «Iluminación» o «Fin del sufrimiento».

-En el cristianismo, se llama «la Salvación».

Otros términos empleados para describir esta transformación son los de liberación y despertar.

El logro más grande de la humanidad no está en sus obras de arte, ciencia o tecnología, sino en reconocer su propia disfunción, su locura.

Reconocer la locura es el comienzo de la sanación y la trascendencia.

En el planeta había comenzado a surgir una nueva dimensión de conciencia, un primer asomo de florescencia; Los maestros espirituales.

Siddhartha Gautama (Buda), Lao Tsé, etc. Que les mostraron el camino a la humanidad, pero ésta no estaba preparada conciencialmente para comprender la Verdad.

Aunque sus enseñanzas eran a la vez sencillas y poderosas, terminaron distorsionadas y malinterpretadas por las religiones.

Fue así como las religiones se convirtieron en un factor de división en lugar de unión.

El hombre hizo a «Dios» a su imagen y semejanza.

Lo eterno, lo infinito y lo innombrable (la Esencia Divina de la que están formadas todas las cosas; el Todo, el Tao, la Conciencia, Dios…) se redujo a un ídolo mental al cual había que venerar y en el cual había que creer como «mi dios» o «nuestro dios».

Es poco probable que podamos percibirlo a menos que hayamos podido vislumbrar esa Verdad en nuestro interior.

A lo largo de la historia han existido seres que han experimentado el cambio de conciencia y han reconocido la Verdad en su interior.

Gracias a algunas de esas personas, se desarrollaron escuelas o movimientos esotéricos.

Fue así como apareció el gnosticismo y el misticismo entre los primeros cristianos, el sufismo en el Islam, el jasidismo y la cábala en el judaísmo, el vedanta advaita en el hinduismo, y el Zen y el Dzogchen en el budismo.

A diferencia de las religiones principales, sus enseñanzas hacían énfasis en la realización y la transformación interior.

Fue a través de esas escuelas o movimientos esotéricos que las religiones recuperaron el poder transformador de las enseñanzas originales, aunque en la mayoría de los casos solamente una minoría de personas tuvieron acceso a ellas.

Eckhart Tolle

Fuente: Camino al Despertar

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