Recuerda: este símbolo
Diálogo del síntoma con lo otro:
Cierra los ojos y date cuenta nuevamente del mismo síntoma con que trabajaste en el experimento anterior…
Toma contacto con todos los detalles del síntoma…
Mira si puedes darte cuenta de detalles adicionales que antes no notaste…
Intenta nuevamente exagerar ese síntoma…
Y date cuenta de cómo lo exageras ¿Qué es lo que haces y qué músculos pones en tensión?…
Conviértete con el síntoma e identifícate con él. ¿Cómo eres y cómo te sientes?…
¿Cuáles son tus características?…
Continua siendo ese síntoma y habla con la gente a tu alrededor. Habla con los padres, amigos, patrón, amiga, esposa, marido, hijos, – con cualquiera que afecte – y cuéntales cómo los afectas…
¿Qué hacen ellos por tu causa?…
Cuéntales que les haces a ellos y mira que te responden…
Toma cierto tiempo en explorar cómo, siendo síntoma, afecta a los otros…
Se tu mism@ nuevamente y dile a esa gente las mismas cosas como tú mismo. Asume la responsabilidad de lo que haces. Por ejemplo “Utilizo mis dolores de cabeza para que hagas cosas que yo no quiero hacer”, o cualquiera que sea tu situación…
Abre los ojos ahora y comparte tu experiencia en primera persona del presente, como si estuviera ocurriendo ahora (Si estás haciendo el experimento individualmente, lo haces igual en primera persona del presente, como si estuviera ocurriendo ahora)…
Algunos síntomas son creados o exagerados en primer término, para influir a otros y conducirlos a determinadas respuestas. Alguna gente siente un repentino dolor de cabeza cuando no quiere encarar una dificultad o realizar una tarea rutinaria, así otra gente tiene que ayudarlos.
Hasta un síntoma con causa específica externa, como una pierna quebrada, puede ser usado para obtener más cuidado y atención de los realmente necesarios, alguna gente tiene una habilidad admirable para romperse los huesos o sufrir otras lastimaduras. Un síntoma es un recurso ideal para manejar a otros. Es algo de lo que no pueden responsabilizárseme, me evita hacer ciertas cosas y obliga a que otros las hagan por mí.
Una de las cosas más importantes respecto de los síntomas, es aprender a reconocer sus beneficios. Acaso un síntoma te evita problemas, te da un respiro en un momento de excesivo trabajo, te salva de tareas desagradables que tu no rechazas con un “no”, llama la atención de otros, te proporciona el castigo merecido, te ayuda a evitar compromisos indeseados etc.
Cualquiera que sea el efecto de un síntoma en ti, podrías explorar algunos otros recursos que proporcionarían los mismos resultados, sin enfermar necesariamente. Si enfermas para obtener un descanso, tal vez puedas tomar consciencia de tu agotamiento y tomarse un descanso antes de que una enfermedad te obligue. Si tu síntoma te procura cuidado y atención de otros, tal vez existan esos medios de obtener ese cuidado y esa atención. Frecuentemente cuando se encuentra tal alternativa, el síntoma mejora repentinamente o desaparece.
Puedes recurrir a un diálogo imaginado con cualquier cosa que te cause problemas, tanto en la realidad como en la fantasía. Si estás procurando dejar de fumar, puedes mantener un diálogo con un paquete de cigarrillos.
Si te descubres enojado ante un automóvil que sufre desperfectos, puedes mantener un diálogo con el auto. Por ejemplo puedes mantener un diálogo entre tu rosal y algo que lo afecte en especial. Particularmente importante es cualquier cosa que amenace o frustre y todo lo que soporte o proteja de algún modo.
Cada vez que vivencias uno de estos diálogos, puedes descubrir algo más respecto de tu vida y ser un poco menos dual. Puedes descubrir nuevas cosas respecto de tus dificultades. En la medida que profundices la alerta de tu propio funcionamiento, te sentirás más centrad@ y tu vida llegará a ser más simple y menos confusa.
Como tomas más responsabilidad sobre tu actuar, podrás gradualmente obrar mucho más directa y honestamente, y tus actos llegarán a ser mucho más efectivos y menos destructivos y autofrustrantes.