He observado que muchas personas sufren por no poder perdonarse a sí mismas. Es posible que hayan lastimado a alguien en el pasado, permitido que alguien salga lastimado, perdido una oportunidad o tomado una mala decisión. A raíz de dicho suceso y hasta día de hoy, es posible que se estén torturando a sí mismas por ello a través de pensamientos negativos o autocríticos.
En ocasiones, estas personas se aferran a estos lamentos y al dolor que causan durante años o incluso décadas, y les resulta difícil dejarlos ir. Con el tiempo, el arrepentimiento puede pudrirse y convertirse en autodesprecio, lo que lleva a la creencia de que en el fondo somos malos o indignos. Esto puede ser muy dañino para la salud mental y emocional de la persona y puede llevarnos a sentimientos de depresión, ansiedad, estrés y baja autoestima.
Para superar la tortura mental y perdonarse a sí mismo, es importante aceptar el pasado y reconocer que todos cometemos errores. Aceptar nuestras fallas y limitaciones es una parte importante del proceso de crecimiento y aprendizaje. También es muy útil tratar de centrarse en el presente y en el futuro en lugar de regodearse en el pasado.
Es importante recordar que no existe una forma instantánea de perdonarnos a nosotros mismos y el camino hacia el perdón y la aceptación de uno mismo no es fácil. Perdonarse a sí mismo es un proceso que en ocasiones puede llevar años. Vamos a sugerir algunas cosas que pueden ayudar con esta importante práctica.
Pasos para perdonarse a sí mismo
1. Sepa que hizo lo mejor que pudo
El pasado es pasado, y aunque es imposible cambiar lo que ya ha sucedido, es común que repitamos los eventos mentalmente una y otra vez, deseando haber tomado decisiones diferentes.
Cuando alguien cercano a nosotros está sufriendo y arrepintiéndose por un acto pasado, a menudo tratamos de calmarle diciendo: «Lo hiciste lo mejor que pudiste». Sin embargo, es posible que la persona no lo crea, pensando que podría haber actuado de una manera diferente si hubiera estado más atenta en ese momento.
En realidad, es importante reconocer que en ese momento, se hizo lo mejor que se pudo con los recursos que se tenían disponibles. No es nada útil culparse a sí mismos por lo que ya ha sucedido. Es importante aprender de los errores y tratar de hacerlo mejor en el futuro.
La autocompasión y la atención plena pueden ser herramientas muy útiles para perdonarse a sí mismo y aceptar el pasado. Al practicar la autocompasión, aprendemos a tratarnos a nosotros mismos con amabilidad y comprensión, en lugar de ser críticos y duros. La atención plena nos ayuda a centrarnos en el presente y a dejar ir los pensamientos obsesivos sobre el pasado.
Para muchas personas, esta perspectiva puede parecer completamente opuesta a lo que sienten intuitivamente. Muchos de nosotros tendemos a pensar que, si las cosas hubieran sido diferentes, podríamos haber actuado de manera diferente. Y es cierto que si hubiéramos sido una persona diferente, si hubiéramos tenido más información, más experiencia, más recursos, entonces habríamos hecho algo diferente. Pero no lo fuimos y no lo hicimos. Así que obsesionarse con una versión alternativa del pasado no tiene sentido y es una fuente de dolor.
Podemos hablar de tener libre albedrío o capacidad de elección, pero en un momento dado solo podemos elegir entre las opciones limitadas que tenemos a nuestra disposición. Además, hay momentos en los que nuestra capacidad para elegir se ve seriamente limitada. En situaciones de pánico o estrés extremo, nuestra mente puede tener dificultades para considerar alternativas de acción como la defensa, agresión, retirada o parálisis. En tales circunstancias, nuestras opciones pueden ser extremadamente limitadas.
Con la práctica, podemos desarrollar nuestra capacidad de atención plena y nuestra habilidad para mantenernos en el equilibrio, lo que nos brinda más flexibilidad en la forma en que actuamos. Esto nos permite tener más opciones disponibles en cualquier situación dada. Sin embargo, la práctica es algo que hacemos en el presente, no en el pasado. La práctica influye en la forma en que actuamos en el futuro, no en el pasado. El pasado ya pasó, y lo que importa es cómo decidimos avanzar desde aquí.
2. Haz lo correcto, ahora
Cuando estamos atrapados en el arrepentimiento y la culpa, nos centramos en el modo de como haber hecho lo correcto. Pero cuando ha sido en el pasado, es el único período de tiempo en el que no podemos hacer nada.
Así que centrémonos en lo que podemos hacer bien ahora mismo. Este es el único momento en el que podemos afectar directamente al futuro y a nuestro pasado del futuro. Cómo nos relacionamos con este momento determinará nuestra felicidad y bienestar futuros.
El odio a uno mismo es tóxico. Nos socava, nos hace sentir miserables y nos debilita. Lo correcto en este momento es traer atención, compasión, perdón y sabiduría a este momento. Tanta como sea posible. Tratemos el presente con las mejores herramientas de nuestra capacidad actual. Como resultado, serás una mejor persona, no en el pasado, sino en este momento y en los momentos por venir. El perdonarse a sí mismo empieza con las acciones del ahora.
3. Sea su amigo
Si estuvieras presenciando a un ser querido torturándose a sí mismo por acciones pasadas, ¿Qué harías?… ¿Les dirías que son unas malas personas por los errores que en su día cometieron?… Probablemente no.
Podríamos sugerirles que el dolor que están experimentando puede ser innecesario y que es importante que se traten con amabilidad y se permitan liberar ese sufrimiento. Tal vez les hablemos de las cualidades positivas que poseen y les recordemos que sus errores no los definen como personas. Además, podríamos alentarlos a enfocarse en el presente y en cómo pueden hacerlo mejor en el futuro, en lugar de seguir atormentándose por el pasado.
En otras palabras, les sugeriríamos que se relacionen con su pasado de una manera más sana. Entonces, ¿Por qué no darte ese mismo consejo a ti ahora?… Se tu mismo un buen amigo tuyo.
4. Reconoce que necesitas perdonarte a ti mismo para poder perdonar a los demás.
La forma en la que nos relacionamos con nosotros mismos tiende a formar el patrón de cómo nos relacionamos con los demás. Si tenemos dificultades para ser empáticos y amables con nosotros mismos, probablemente tampoco hagamos esas cosas con otras personas. Si nos juzgamos a nosotros mismos con dureza, probablemente también juzgaremos a los demás.
Y lo contrario es cierto. Si queremos ser mejores con las personas que nos rodean, si queremos amarlos mejor, debemos trabajar para amarnos mejor a nosotros mismos. Cuidarte a ti mismo es cuidar de los demás.
5. Amo tu arrepentimiento
En la psicología budista, el arrepentimiento es una voluntad hábil de desarrollo. ¡Además es algo positivo! El arrepentimiento es lo que hace que nos encontremos con un desliz ético. El arrepentimiento es una señal de que quieres ser una mejor persona. Es una señal de que tienes valores éticos.
Cuando no entendemos esto, tendemos a enloquecer. Cuando sentimos arrepentimiento, lo tomamos como una señal de que hemos fallado o de que hemos actuado de una manera incorrecta. Porque el arrepentimiento es una experiencia dolorosa. Y es natural que asumamos que cuando sentimos dolor, algo anda mal.
Lo importante es aprender a lidiar con el dolor del arrepentimiento de una manera que no nos cause más dolor. Entonces podemos entender que el perdonarse a sí mismo es una parte natural e importante de ser un ser humano con valores éticos. Podemos ser conscientes y aceptar el dolor del arrepentimiento. Y podemos ser amables, solidarios y compasivos con la parte de nosotros mismos que está sufriendo. En otras palabras, podemos practicar la autocompasión.
Así que estas son una serie de puntos que podemos tener en cuenta para ayudarnos a dejar de lado la vergüenza, el arrepentimiento y la culpa. Una vez más, no hay una fórmula mágica. Avanzaremos poco a poco a medida que adquiramos conocimientos sobre el dolor sin sentido de culparse a sí mismo y aprendamos a concentrarnos más en el momento presente.