Este símbolo pausa darse cuenta marcará cada pausa . Cuando lo veas, haz silencio interior y observa lo que sientes.


En el camino de la consciencia, lo que evitamos también nos habla. Muchas veces creemos que estamos plenamente presentes, pero en realidad estamos seleccionando cuidadosamente aquello en lo que enfocamos nuestra atención. Esta selección no es casual: suele estar dirigida por el inconsciente, por nuestros miedos, creencias o heridas no resueltas. Y así, sin darnos cuenta, dejamos fuera partes enteras de la experiencia.

¿Qué estás dejando fuera en este preciso instante?

Haz una pausa. Lleva tu atención a tu percepción. Siente tu cuerpo, tu mente, tus emociones… y luego di en voz baja o mentalmente: “Y dejé fuera…”. Completa la frase con algo que hayas omitido, algo que haya permanecido en la sombra de tu atención. Repite este ejercicio durante unos minutos. Te sorprenderá lo que empieza a emerger.pausa darse cuenta

Porque siempre, detrás de lo que miramos, hay algo que decidimos no mirar.

Y es que nuestra conciencia, por más amplia que sea, siempre tiene un foco. Y fuera de ese foco, queda mucho. ¿Puedes percibir ahora lo que no estás percibiendo?pausa darse cuenta

Haz el intento. Dite: “Ahora mismo no me estoy dando cuenta de…” y termina la frase de forma honesta. pausa darse cuenta Al hacerlo, algo nuevo se hace presente, una sensación, un pensamiento, un recuerdo… algo que antes estaba fuera del campo de tu darse cuenta. Quédate con eso. Siente cómo se mueve dentro de ti. Observa si hay resistencia, incomodidad o incluso alivio. pausa darse cuenta

Repite el proceso: vuelve a descubrir eso de lo cual no te estás dando cuenta ahora. Dedica unos minutos más a esta práctica. Es un modo silencioso y profundo de explorar tu interior y ensanchar tu consciencia. pausa darse cuenta

Ahora ve más allá: pregúntate con claridad, “¿Qué estoy eludiendo en este momento?”. Permítete responder con honestidad. pausa darse cuenta Quizá surja una emoción, una conversación pendiente, una parte de ti que no has querido ver. Quédate con esa verdad. Respírala. No la juzgues. pausa darse cuenta

Cuando nombras lo que eludes, lo haces visible. Y lo visible puede transformarse.

Repite este ejercicio. Observa qué tipo de cosas tiendes a evitar. ¿Son pensamientos?… ¿Emociones?… ¿Sensaciones corporales?… ¿Recuerdos?… ¿Qué efecto tienen en ti cuando por fin los miras con valentía?… pausa darse cuenta

Este sencillo acto de atención puede abrirte puertas internas que llevaban tiempo cerradas. Te invita a habitar tu presente de manera más entera, más real, más libre.

Mujer cerrando los ojos en el campo y el darse cuenta de uno mismo

Duración y fluir: el arte de habitar el presente

Tu consciencia no es estática, es un río en movimiento constante. A veces se acelera, salta de una cosa a otra sin detenerse, como si quisiera escapar de algo. Otras veces se posa lentamente sobre una experiencia, como si necesitara abrazarla, sentirla, comprenderla. Observar este ritmo interno es un acto profundo de autoconocimiento.

Haz el ejercicio de convertirte en observador del fluir de tu atención. No intentes controlarla… simplemente mírala. ¿Cuánto tiempo permanece tu conciencia en algo antes de pasar a otra cosa?pausa darse cuenta

¿Vuela como una mariposa nerviosa o se sumerge como una gota en el océano?… pausa darse cuenta

Experimenta ahora acelerar ese flujo. Pasa rápidamente de un pensamiento a otro, de una sensación a otra, de un estímulo a otro. Nota qué ocurre dentro de ti. ¿Te dispersas?… ¿Te desconectas?… ¿Sientes ansiedad?…pausa darse cuenta

Luego, haz lo contrario. Disminuye el ritmo. Quédate más tiempo con cada experiencia. Mira, respira, siente… como si cada cosa que surge mereciera tu total presencia. ¿Qué cambia?… ¿Qué sientes al darte ese permiso?…pausa darse cuenta

Ahora deja que tu conciencia divague a su modo natural, y simplemente obsérvala. Percibe en qué momentos se detiene por más tiempo. ¿Hay emociones que la retienen?… ¿Recuerdos que la llaman una y otra vez?… ¿Situaciones que apenas rozas y ya quieres soltar?…pausa darse cuenta

Tu atención tiene un lenguaje propio. El tiempo que le dedicas a cada experiencia te habla de tu vínculo con ella. Lo que evitas te empuja… lo que repites te muestra un mensaje… lo que sostienes te transforma.

Ajusta conscientemente el ritmo:

  • Si te aferras demasiado a una experiencia, suéltala con suavidad.
  • Si pasas muy rápido por otra, vuelve y quédate un poco más.

Este baile entre detenerse y avanzar es sagrado. Es la danza de tu ser habitando el ahora.

¿Notas alguna pauta en tu fluir interior?…¿Vuelves a los mismos pensamientos una y otra vez?… ¿Alternas entre ciertos temas, como si tu alma buscara equilibrio?… Esa dirección interna no es casual: es una brújula. Escúchala. pausa darse cuenta

Darse cuenta no es solo mirar: es acompañar el movimiento de la conciencia con presencia y compasión.

Conclusión: el fluir como vía de transformación

Cuando aprendemos a observar el fluir de nuestra conciencia, sin intentar dominarla ni frenarla, accedemos a un nivel más profundo de nosotros mismos. Porque en ese flujo —a veces suave, otras caótico— se manifiesta la verdad de nuestro estado interior. Lo que evitamos, lo que ignoramos, lo que atravesamos con prisa o lo que revisamos una y otra vez… todo es un reflejo de nuestras heridas, nuestros anhelos y nuestros aprendizajes pendientes.

No hay error en lo que surge. No hay juicio en lo que aparece. Solo señales. Indicadores sutiles de hacia dónde dirigir nuestra luz. La conciencia, cuando se cultiva con presencia, se vuelve brújula y medicina. Y no necesitamos grandes técnicas, ni retirarnos del mundo para escucharla. Solo hace falta un instante de silencio y voluntad de mirar. Mirar hacia dentro. Quedarnos un poco más con lo que duele, con lo que resiste, con lo que clama por atención.

El verdadero despertar no llega de golpe; sucede en pequeños momentos de honestidad profunda. Sucede cuando nos atrevemos a detenernos justo donde antes huíamos. Sucede cuando honramos lo que emerge sin disfrazarlo, sin adornarlo, sin esconderlo. Cada experiencia vivida con plena conciencia se convierte en un peldaño hacia una versión más íntegra y luminosa de nuestro ser.

Así, poco a poco, aprendemos a vivir desde un lugar más presente. Nos volvemos más reales, más libres, más completos. Y descubrimos que, en ese fluir atento, la vida misma se convierte en maestra.

Escucha tu conciencia. Honra su ritmo. Y permite que tu alma te guíe hacia lo que aún espera ser abrazado.

Actualizado el 23 de junio de 2025 para reflejar nueva información.

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