¿Alguna vez has tenido la fortuna de conocer a alguien cuya mera presencia parece irradiar positividad y una sensación de bienestar?… Estas personas parecen iluminar cualquier lugar al que vayan y contagian alegría y optimismo a su alrededor. A menudo se les denomina personas de alta vibración.

Las personas de alta vibración mantienen un estado emocional positivo, están en armonía consigo mismas y con el mundo que las rodea. Su energía contagiosa, su actitud optimista y su enfoque en lo constructivo les permiten disfrutar de vidas más plenas y satisfactorias. Su capacidad para enfrentar los desafíos con resiliencia y mantener una perspectiva positiva es contagiosa y beneficiosa para quienes las rodean.

De acuerdo con este enfoque, nosotros, como seres, emitimos y somos influenciados por frecuencias vibratorias específicas. Cada una de estas vibraciones se equipara a un estado emocional o sentimiento. Dentro de este universo de vibraciones, se identifican dos clasificaciones principales: las vibraciones positivas y las negativas.

Resulta fascinante considerar que cada una de nuestras emociones genera una vibración que se manifiesta en un espectro que puede ser positivo o negativo. Esta vibración, a su vez, influye tanto en nuestro entorno como en nosotros mismos.

Mujer de alta vibración con los ojos cerrados y afirmaciones para el chakra del plexo solar

Las personas con Baja Vibración

La baja vibración en las personas se refiere a un estado energético o emocional que conlleva una sensación de pesadez, negatividad o desequilibrio. Se caracteriza por la presencia persistente de emociones negativas, pensamientos oscuros o una sensación de estancamiento en la vida.

Las personas que experimentan una vibración baja suelen manifestar una tendencia hacia el pesimismo, la queja constante, la falta de entusiasmo o la apatía. Estos sentimientos pueden dar lugar a un agotamiento tanto físico como emocional, generando una sensación de desconexión consigo mismas y con su entorno.

La vibración baja puede manifestarse de diversas formas, desde la falta de motivación para avanzar en la vida hasta la incapacidad de superar patrones negativos de pensamiento o comportamiento. En general, se percibe como un estado de energía más densa que dificulta la percepción positiva, la fluidez emocional y la conexión con el propósito personal.

Caracteristicas

Las características asociadas con una vibración baja en una persona son diversos rasgos emocionales y mentales que reflejan un estado de energía negativa o densa. A continuación, algunas de estas características:

  1. Negatividad persistente: Aquellas personas con vibración baja suelen experimentar una persistencia en pensamientos negativos, enfoque en lo que falta o lo que está mal, y una tendencia hacia la queja constante.
  2. Pesimismo: Tienen una visión más negativa de la vida y tienden a anticipar lo peor en las situaciones.
  3. Apatía o desmotivación: Se sienten desanimados, sin entusiasmo o motivación para emprender nuevas acciones o desafíos.
  4. Estancamiento emocional: Experimentan emociones negativas de manera constante, como tristeza, ira, o ansiedad, sin encontrar una salida o resolución.
  5. Sensación de agotamiento: Se sienten física, mental y emocionalmente exhaustos, lo que puede manifestarse como fatiga constante o falta de energía.
  6. Victimización y falta de responsabilidad: Tienden a atribuir sus problemas a factores externos, sintiéndose víctimas de las circunstancias, en lugar de asumir responsabilidad y buscar soluciones.
Hombre con baja vibración depresivo sentado en su cama

Personas de Alta vibración

La vibración alta en las personas describe un estado energético o emocional que refleja una sensación de ligereza, armonía y positividad. Se caracteriza por la presencia de emociones positivas, pensamientos optimistas y una sensación de fluidez en la vida.

Quienes experimentan una vibración alta suelen manifestar una tendencia hacia la alegría, la gratitud, la compasión y la confianza en sí mismos y en el mundo que los rodea. Estos individuos se muestran más receptivos a la belleza de la vida, mantienen una mentalidad proactiva y son capaces de encontrar significado y propósito en sus experiencias.

La vibración alta se manifiesta como un estado de energía que promueve la apertura emocional, la creatividad, la conexión con los demás y la disposición para el crecimiento personal. Es común que quienes mantienen esta vibración se sientan llenos de vitalidad, en sintonía con su entorno y con una actitud positiva frente a los desafíos que se presentan en la vida.

Caracteristicas

Las características asociadas con una vibración alta en una persona reflejan un estado de energía más positivo, armonioso y equilibrado. Su principal característica es la conexión que tienen con su yo interior. Aquí algunas de estas características:

  1. Positividad constante: Aquellas personas con vibración alta mantienen una actitud positiva en general. Ven el mundo con optimismo y se enfocan en lo bueno y en las soluciones en lugar de los problemas.
  2. Alegría y gratitud: Tienden a experimentar emociones alegres y a sentir gratitud por la vida y por las experiencias que viven, independientemente de si son consideradas positivas o negativas.
  3. Compasión y empatía: Muestran una gran compasión hacia sí mismos y hacia los demás. Son empáticos y tienen una capacidad fuerte para comprender y apoyar a los demás.
  4. Confianza y determinación: Mantienen una confianza en sus capacidades y en el universo. Son personas decididas, seguras de sí mismas y tienen una mentalidad de crecimiento.
  5. Creatividad y apertura: Se muestran creativos, abiertos a nuevas ideas y experiencias. Ven el mundo como un lugar lleno de posibilidades y están dispuestos a explorar y aprender.
  6. Vitalidad y entusiasmo: Tienen altos niveles de energía y entusiasmo. Se sienten llenos de vitalidad y buscan constantemente nuevas oportunidades para crecer y evolucionar.
Mujer con los brazos abiertos delante de una cascada

7 cosas que afectan a nuestra vibración

El impacto de nuestro entorno en nuestra vibración, que comprende nuestra energía, emociones y estado mental, es notable y profundo. Nuestra interacción con el mundo que nos rodea desencadena una serie de respuestas emocionales y mentales que van modificando nuestra vibración interna.

Las personas, espacios y estímulos con los que nos encontramos día a día tienen un poder transformador en nuestra energía. Las relaciones que cultivamos, ya sean positivas o tóxicas, influyen directamente en cómo nos sentimos. La presencia de individuos que irradien positividad, empatía y entusiasmo puede elevar nuestra vibración, mientras que aquellas relaciones que son negativas, críticas o desalentadoras pueden disminuirla.

Nuestro entorno físico también desempeña un papel fundamental. Un espacio ordenado, limpio y armonioso puede fomentar un estado mental más positivo, mientras que un entorno desorganizado o caótico puede generar estrés y afectar nuestra vibración.

Asimismo, los estímulos que absorbemos, como la música, la televisión, las redes sociales o las lecturas, influyen en nuestra vibración. Contenidos que inspiran, motivan o generan emociones positivas elevan nuestra energía, a diferencia de aquellos que son negativos o desmoralizantes, que pueden disminuirla.

La naturaleza también juega un papel esencial. El contacto con entornos naturales, como caminar en la naturaleza, observar paisajes serenos o simplemente disfrutar de la belleza al aire libre, tiende a elevar nuestra vibración al proporcionar calma, belleza y una sensación de conexión con algo más grande.

1 – Los Pensamientos

Los pensamientos no son simplemente ideas abstractas, sino emisores de señales que se proyectan en el vasto universo. Según esta perspectiva, todo pensamiento actúa como un emisor de frecuencias que no solo se expanden hacia el cosmos, sino que también retornan a su fuente original. Si esos pensamientos son de índole negativa, como la desesperanza, la tristeza, la ira o el miedo, esas mismas vibraciones regresan hacia su origen, afectando de manera directa al individuo que las generó.

Este concepto resalta la importancia de cuidar la naturaleza y la calidad de nuestros pensamientos. Al aprender a cultivar pensamientos más positivos, se establece un cambio significativo en el flujo de frecuencias que emitimos al universo. De esta forma, se propicia un retorno de energías más favorables, lo que incide directamente en nuestro bienestar y en el entorno que nos rodea. Aprender a nutrir la mente con pensamientos positivos se vuelve una herramienta fundamental para atraer y recibir experiencias más armoniosas en la vida.

Mujer pensando

2 – Las compañias

Nuestro entorno social ejerce una poderosa influencia en la frecuencia vibratoria que emitimos. La compañía que mantenemos tiene un impacto directo en nuestra propia energía. Si nos rodeamos de individuos alegres, positivos y decididos, es altamente probable que nos veamos contagiados por esa misma vibración. Por otro lado, si estamos inmersos en círculos sociales caracterizados por la queja, la negatividad y el pesimismo, debemos estar alerta. Esas personas podrían, sin pretenderlo, disminuir nuestra propia frecuencia vibratoria, lo cual, a su vez, podría obstaculizar el funcionamiento efectivo de la Ley de la Atracción a nuestro favor.

La importancia de esta dinámica radica en el hecho de que la Ley de la Atracción, un principio universal que establece que atraemos a nuestras vidas aquello en lo que nos enfocamos, se ve directamente afectada por la naturaleza de nuestras interacciones sociales. Por lo tanto, seleccionar cuidadosamente nuestras relaciones y rodearnos de individuos que vibren en sintonía con nuestros objetivos y aspiraciones puede ser crucial para mantener y elevar nuestra frecuencia vibratoria, permitiéndonos así utilizar la Ley de la Atracción de manera más efectiva en nuestras vidas.

3 – La musica

La influencia de la música es profunda y significativa en nuestras vidas. Si nos limitamos a escuchar composiciones que transmiten mensajes de desasosiego, traición, tristeza o abandono, esas vibraciones se entrelazarán con nuestra propia frecuencia vibratoria. Es crucial prestar atención a las letras de las canciones que elegimos, ya que estas pueden influir en la disminución de nuestra energía vibracional.

Es fundamental reconocer que la música tiene el poder de modular nuestras emociones y pensamientos. Las melodías con letras que resuenan con temas oscuros pueden alterar nuestra propia frecuencia interna. Nos conectamos con la esencia y el mensaje de las composiciones que elegimos, y esto, a su vez, moldea la manera en que nos sentimos y proyectamos al mundo.

Recordemos que nuestras vibraciones internas tienen un papel fundamental en la Ley de la Atracción. Lo que emanamos atrae experiencias y situaciones acordes con nuestra energía. Por tanto, ser conscientes de la música que absorbemos nos permite alinear nuestra vibración con aquello que queremos atraer y experimentar en la vida. Es esencial elegir melodías que nutran, eleven y resuenen con nuestra frecuencia interna más positiva para atraer experiencias afines a nuestra verdadera aspiración.

Una mujer tumbada en la cama practicando la meditación del body scan

4 – Las cosas que vemos

El impacto de los programas o contenidos audiovisuales que abordan temas oscuros como desgracias, muerte o traiciones va más allá de la simple percepción visual. Nuestro cerebro asimila esa información, considerándola como una realidad, lo que desencadena una respuesta química en nuestro cuerpo. Esta reacción puede afectar directamente nuestra frecuencia vibratoria, alterando nuestra energía interna.

Es fundamental comprender que lo que consumimos a través de la televisión, el cine o cualquier medio audiovisual influye en nuestra percepción del mundo y, en consecuencia, en nuestras vibraciones energéticas. Optar por contenidos que nutran, inspiren y promuevan emociones positivas ayuda a elevar nuestra frecuencia vibratoria. Al sintonizar programas que nos hagan bien, estamos permitiendo que nuestra energía interna se alinee con una frecuencia más elevada.

La importancia radica en la selección consciente de lo que permitimos entrar en nuestra esfera visual y mental. Al enfocarnos en contenidos que promuevan positividad, crecimiento personal y bienestar, no solo nutrimos nuestra mente y emociones, sino que también contribuimos a elevar nuestra vibración energética, lo que a su vez puede influir positivamente en nuestra vida cotidiana.

5 – El ambiente

El entorno en el que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo, ya sea en casa o en el trabajo, ejerce una influencia significativa en nuestra energía y frecuencia vibracional. Un ambiente desorganizado y sucio no solo afecta la apariencia física, sino que tiene un impacto profundo en nuestro estado interno. La desorganización y la suciedad pueden entorpecer nuestra energía y generar una vibración más baja.

Es esencial reconocer la importancia de mejorar y mantener la armonía en nuestro entorno. Al organizar y limpiar el lugar en el que habitamos, estamos demostrando al Universo que somos capaces de recibir mucho más. Cuidar y apreciar lo que ya tenemos es fundamental para abrir espacio a nuevas oportunidades y experiencias positivas.

El acto de limpiar y ordenar no solo se limita a la apariencia física, sino que tiene un efecto transformador en nuestro bienestar mental y emocional. Al crear un ambiente ordenado y limpio, creamos una base sólida para fomentar una energía más positiva y elevar nuestra frecuencia vibratoria, lo que a su vez nos predispone a atraer experiencias más enriquecedoras y armoniosas.

6 – La palabra

La forma en que nos expresamos y nos relacionamos con los demás tiene un impacto directo en nuestra frecuencia vibratoria. La costumbre de quejarse o hablar negativamente sobre situaciones y personas ejerce una influencia significativa en nuestra energía interna. Mantener una frecuencia elevada requiere deshacerse del hábito de la queja y de la crítica hacia los demás. Evitar los dramas y la victimización es esencial para este propósito.

Asumir la responsabilidad por las elecciones que hacemos en la vida es un paso fundamental para mantener una frecuencia vibratoria elevada. Esto implica tomar conciencia de cómo nuestras palabras y acciones impactan en nuestra energía y en el entorno que creamos a nuestro alrededor. En lugar de enfocarnos en los aspectos negativos y externalizar la responsabilidad de nuestras circunstancias, es crucial asumir un rol activo en la configuración de nuestra realidad.

Eliminar el hábito de quejarse, evitar el chisme y adoptar una postura proactiva nos ayuda a elevar nuestra vibración, promoviendo así una energía más positiva. Al asumir nuestra responsabilidad, tomamos el control de nuestras elecciones y nos empoderamos para crear una vida más armoniosa y satisfactoria.

Juzgar la personalidad y la baja vibración que generan

7 – La gratitud

La práctica de la gratitud ejerce un impacto sumamente positivo en nuestra frecuencia vibratoria. Este hábito es una adición poderosa que deberíamos integrar inmediatamente en nuestra vida. Comenzar a expresar agradecimiento por todo, tanto por las experiencias que percibimos como buenas, como por aquellas que consideramos menos favorables, contribuye significativamente a nuestro bienestar.

La gratitud no solo se limita a dar gracias por lo que consideramos positivo, sino que abarca una apreciación genuina por cada experiencia vivida. Este enfoque abre las puertas para que fluyan aspectos positivos en nuestra vida. Al reconocer y agradecer por cada situación, incluso aquellas que pudieron parecer desafiantes, desarrollamos una perspectiva más enriquecedora y fortalecemos nuestra conexión con la abundancia y la positividad.

La práctica diaria de la gratitud no solo mejora nuestra visión del mundo, sino que también influye en la calidad de nuestras interacciones y experiencias. Al enfocarnos en lo que valoramos y agradecemos, estamos sintonizando nuestra frecuencia vibratoria con energías más elevadas, lo que potencia el flujo de situaciones beneficiosas en nuestras vidas.

Conclusión

La influencia de nuestro entorno en nuestra vibración, reflejada en nuestro estado emocional, mental y energético, es innegable. Las interacciones con personas, el entorno físico, los estímulos que absorbemos y la conexión con la naturaleza juegan un papel crucial en nuestro bienestar emocional.

Las relaciones positivas, los entornos ordenados y armoniosos, los contenidos edificantes y la conexión con la naturaleza son elementos que pueden elevar nuestra vibración. Por el contrario, las interacciones negativas, un entorno caótico, estímulos desalentadores y la desconexión con la naturaleza tienden a disminuir nuestra energía.

La clave radica en ser conscientes de cómo estos factores externos afectan nuestra vibración y en tomar medidas para rodearnos de influencias que promuevan un estado emocional y mental más positivo. Al priorizar entornos, relaciones y estímulos que nutran nuestra energía, podemos elevar nuestra vibración, fortalecer nuestra salud mental y emocional, y fomentar una sensación general de bienestar.