De vez en cuando, puede que se nos haga mucho más difícil escuchar nuestro interior, concretamente a todas esas pequeñas voces sutiles que tenemos en el interior. Esos susurros de conocimiento superior, o esos sentimientos que parecen guiarnos, inspirarnos en la creatividad o simplemente tener una idea de un significado más profundo de la realidad. Cuando estamos conectados con esas voces internas y conseguimos escuchar nuestro interior, la vida es mágica. Nos dan una profundidad en nuestro ser, que nos hace sentir realmente vivos. Experimentamos un tipo único de «paz interior».

La última vez que me sucedió esto, decidí salir a dar un paseo por la naturaleza, y después de un rato, puse música en mi mp3 en modo aleatorio, solo observando lo que surgía. Llevaba unos días en los que me había sentido un poco perdida, sin comprometerme con la vida de una manera espiritual y retirándome de mi conexión interior más de lo habitual. Por supuesto, esto está bien: es un proceso natural por el que atravesamos todos, pero lo importante es no juzgar este estado del ser. 

Ser guiados a acciones simples como salir a caminar o escuchar algo de música, puede ayudarnos a llevar una acción en la que podamos procesar lo que tenemos en el interior, y ayudarnos a regresar ‘al flujo’. Para mí, entrar en la naturaleza calmó todo el ‘ruido’ que me impedía escuchar estos susurros internos, y escuchar la música me ayudó a ponerme en contacto con mis sentimientos.

¿Qué es ese «ruido» y de dónde viene?

Escuchar nuestro interior en medio del ruido del mundo

El problema con la vida en la sociedad en la que vivimos, es que hay demasiado ruido. Por «ruido» no me refiero solo a cosas ruidosas, aunque también es un factor que contribuye. Quiero decir que somos bombardeados de tal manera, que nuestros sentidos están sobrecargados: tráfico, televisión, conversaciones, comida, vicios, etc… Por supuesto, siempre estamos entretenidos y siempre tenemos algo que hacer. Citas, cocinar, comer, reunirnos con los amigos, el trabajo doméstico, la burocracia, el entretenimiento, el entretenimiento y más entretenimiento…

Solo tenemos que sentarnos y observar alguna cafetería que esté concurrida para ver lo que ocurre en ella. La gente se reúne para tomar un café y conversar, pero parece que en ciertos momentos no pueden hacer frente al silencio, cuando por ejemplo la conversación se detiene o la gente se va al baño. Apuesto a que si te quedas un día entero solo observando a las personas, no verás a una persona que si se queda sola, no alcance un libro, su teléfono móvil u otra cosa para ocupar su tiempo.

Ruido personal

Luego está el ruido interior, que es mucho más sutil que el ruido exterior. Nuestros cerebros están conectados para recibir información, y los momentos de silencio en los pensamientos ocurren en muy pocas ocasiones, particularmente si estamos rodeados de fuentes de estimulación. Constantemente estamos procesando lo que sucede a nuestro alrededor, y nuestros susurros internos también se interpretan a través de la mente. Sin embargo, también hay otros tipos de ruido interno que pueden ser bastante perjudiciales: necesidades, deseos y juicios. Estos pueden ser un poco más difíciles de soltar que la estimulación externa, incluso si reconocemos su interrupción en nuestra paz interior. Requieren un cierto nivel de conciencia y requiere de una práctica para reconocer cuándo estos deseos no nos sirven, llegar a la fuente de esa necesidad, darse cuenta de ello y luego romper la programación en el cerebro.

Todo este ruido hace que no podamos escuchar los susurros internos que hacen que la vida sea mágica. En consecuencia, nuestro espacio interior se siente como un vacío, a menudo tan insoportable, que debemos llenarlo con ruido externo (entretenimientos, etc.). Luego, se pierde la sutileza de la vida, los sentidos se vuelven opacos y la creatividad no se realiza como un surgimiento espontáneo desde nuestro interior.

Entonces, si queremos experimentar la profundidad de la vida de una manera mucho más mágica que la que nos llena de entretenimientos y satisfacciones sensoriales, debemos hacer algo…

Invita a los susurros internos a hablar.

Mujer en un sofa y dedicada a escuchar nuestro interior

Al reducir el ruido en nuestra vida exterior, simplificar nuestra vida cotidiana y dar tiempo al simplemente no hacer nada, al ser y al estar, estamos invitando a los susurros internos a hablar y poder escuchar a nuestro interior. Por supuesto, habrá días en los que estemos ocupados, y momentos en los que tendremos mucho ruido a nuestro alrededor y en nuestro interior, pero existen algunas cosas simples pueden ayudarnos a restablecer el equilibrio.

La meditación nos ayuda, el tiempo en la naturaleza, el ejercicio y el tiempo a solas. O tal vez, en ti funcione algo distinto. Experimenta con lo que sea que haga escuchar a tu alma.

Aburrirse, a veces, es una buena señal. ¿No tienes ningún tipo de entretenimiento en ciertos momentos?… ¡Excelente!… Aprovecha esa oportunidad para entrar en lo más profundo de ti y escucha. No necesitas calmar la mente, esa no es su naturaleza. Se trata simplemente de estar con lo que surja, sin ningún tipo de juicio. –

Beneficios de escuchar nuestro interior

Una vez que hayamos logrado un equilibrio, podemos encontrar algo curioso. En lugar de una polaridad entre ‘tiempos ocupados y estresantes’ y ‘tiempos de paz interior y magia’, observaremos que comienzan a fusionarse en nuestro interior. Podremos ver como en el exterior todavía tenemos tiempos ocupados ‘ruidosos’ y tiempos más tranquilos, pero por dentro comenzaremos a poder acceder a un lugar de paz interior, donde podremos escuchar esos susurros silenciosos, incluso cuando el mundo fuera de ti sea caótico.

Existen otros beneficios de escuchar nuestro interior, como el sentimiento de conexión con la naturaleza y la vida, la mejor comprensión de uno mismo, la capacidad de observar un significado más profundo detrás de los eventos, una mayor creatividad y una sensación de satisfacción en la vida que proviene de saber que somos sinceros con nosotros mismos.

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