Con el coronavirus o Covid-19, estamos viviendo una época de cambios que seguramente marque la historia de la humanidad de alguna manera. Vemos que el escenario de tensión en el que vivimos últimamente, parece una película de ciencia ficción, aunque sabemos que la realidad muchas veces tiene el poder de superar a la ficción. Todos notamos como ha cambiado nuestra vida no solo de una manera física, sino también de una manera mental y espiritual.
Muchas veces puede parecernos el fin del mundo tal y como lo conocemos. Los números que nos muestran de las personas que están en cuarentena, los enfermos y los muertos aumentan diariamente en todo el mundo. Si bien se habla también de una vacuna para contrarrestar al coronavirus o Covid-19, todavía no existe una confirmación real y se especula que cuando esta aparezca, se tardará unos 12 meses en que este disponible para la población mundial.
El mundo está cambiando muy rápidamente, y a pesar de que lo hace a través de un virus monstruoso, deberíamos aprender ciertas lecciones que están apareciendo mejorando el mundo en el que vivimos. Independientemente de la gravedad a la que nos enfrentamos, podemos ver una parte de esta situación con un poco de curiosidad, y tener una visión en la que el mundo pueda convertirse en algo mejor después de esto.
«Sé el cambio que quieres ver en el mundo»
Mahatma Gandhi
Muchos de nosotros hemos sido enviados a casa, al trabajo, a la cuarentena o al distanciamiento social. Es como si el universo nos dijera a todos que vayamos a nuestras casas y pensemos en lo que hemos hecho y en la situación en la que se encuentra el planeta tierra.
Estas son algunas de las lecciones que probablemente es hora de que aprendamos:
1. Cambiar el mundo a través de nuestras acciones.
Nos hemos acostumbrado a vivir de una manera estable, sin cambios, con la seguridad de que todo lo que necesitamos esta a nuestro alrededor. Tendemos a pensar que lo que tenemos, siempre va a estar a nuestro alcance. No somos conscientes de lo que tenemos, hasta que lo perdemos.
Cuando se trata de la situación política en la que vivimos o del deterioro de nuestra sociedad, del clima, o de las próximas generaciones, estamos seguros de que nada bueno va a suceder. Nuestro pesimismo empeora aún más cuando se trata de nuestra concepción de la realidad como una guerra entre fronteras, países y combates eternos. Incluso aunque entendamos que este triste estado se basa en una creación a través de la imaginación y conciencia colectiva, no vemos ningún tipo de cambio en la conciencia global.
Sin embargo, «el cambio incesante es la única cosa constante en la naturaleza», como lo expresa John Candee Dean, y la historia lo demuestra una y otra vez. Ver el mundo cambiando tan rápido y tan drásticamente en estos días, frente a nuestros propios ojos, puede enseñarnos que el cambio es posible incluso a una gran escala.
En realidad, es la revelación más optimista que podemos obtener. No debemos dejar que la apariencia inamovible del mundo nos engañe. Si puede cambiar de una forma tan total y tan rápida incluso por un virus, la criatura más pequeña de todas, ¿Qué enormes cambios podríamos hacer gigantes como nosotros?…
El mundo, por lo tanto, puede ser cambiado totalmente por nuestras propias acciones. ¡Qué descubrimiento tan poderoso!
2. Todos estamos conectados
Una de las cosas más destacadas de esta pandemia del coronavirus o Covid-19, es que se requiere que colaboremos todos. Para ser más precisos, muchas vidas dependen de esta colaboración. Sin un intercambio internacional de información e investigación o sin que las personas realicemos un distanciamiento social y una cuarentena, podría ser bastante más grave de lo que ya lo es.
Aunque nuestra interdependencia no siempre ha sido muy clara, ahora es obvia y es vital. El Coronavirus solo descubre lo que siempre ha estado allí, aunque velado: que todos estamos conectados. Las enfermedades, las ideas y los comportamientos se mueven rápidamente de una persona a otra en todo el mundo.
Todos estamos conectados de alguna forma el uno con el otro. Nos afectamos de muchas maneras. Dependemos unos de otros. Ahora que los países y las personas se evitan físicamente pero se ayudan mutuamente en todo tipo de formas, es el momento de darse cuenta de que siempre nos necesitamos mutuamente.
Es mejor que nos demos cuenta de ello también en el futuro y sigamos apoyándonos mutuamente. Juntos podremos lograr los objetivos fantásticos, como salvar la situación de nuestro planeta, cosa que no podemos lograr cuando estamos separados.
3. Experimentación y control de nuestras emociones y pensamientos
Vivimos en una situación donde la cuarentena que estamos experimentando o podemos experimentar en un futuro, hace que sintamos y vivamos una mayor variación en nuestras emociones, pensamientos, miedos, etc… El hecho de estar aislados de la vida diaria que hemos llevado hasta ahora, nos obliga a centrarnos un poco más en nosotros mismos. En condiciones de confinamiento, aparecen sensaciones de agobio, estrés, aburrimiento, tensión, que hacen que nos obliguemos a llevar un cierto control de nuestras emociones y pensamientos.
Además, el miedo que existe ante un posible contagio de coronavirus, hace que constantemente estemos observando nuestro cuerpo ante la posibilidad de un contagio, llevándonos a la auto-observación de nosotros mismos.
Esto nos lleva a vivir mirando nuestro interior mas de lo que lo haríamos habitualmente.
4. Control a través de la meditación. La conexión con nuestro ser
La experimentación de las emociones que hemos visto en el punto anterior, nos puede llevar a observar de una manera mas profunda a nuestro ser interior. Es más, existirán muchos momentos de soledad y reflexión personal donde nos encontraremos con una conexión directa con nuestro ser interno y nos planteemos muchas preguntas existenciales.
Las practicas de atención plena pueden volverse mas activas a causa de todo esto.
5. La importancia del contacto
Hemos visto como el coronavirus nos enseña de una manera muy sutil en forma de cambios y de colaboración. Pero además nos enseña a través de las cosas que nos quita. Por ejemplo, el contacto humano. Cuando nos dicen que debemos dejar de darnos la mano, abrazarnos y besar a las personas que nos rodean, descubrimos que antinatural es este comportamiento tan frío para nosotros y cuánto nos hace falta esa parte de cercanía con los demás. Cuando nos ocurre con las personas que amamos, nuestros abuelos o padres, por ejemplo, es aún peor.
De repente nos damos cuenta de lo amistosos que somos bajo una parte que tenemos de cobertura insociable. Descubrimos que amamos la compañía de personas, incluso de extraños. Que estamos conectados emocionalmente con cada persona que vemos, escuchamos o pensamos, sin distinción de raza, religión o género. Descubrimos quiénes somos realmente, bajo las máscaras culturales y conceptuales.
Podemos usar este altruismo, para más tarde celebrarlo y apoyar a las personas que nos rodean, ya sea que los conozcamos o no.
Así que mejor recordemos que estamos todos juntos, que todos dependemos unos de otros, y al final, todos queremos el bien común.
6. Como la naturaleza se abre paso por el mundo
A través de las decisiones que los gobiernos de todo el mundo están tomando como cerrar ciudades, la limitación de coger los coches, el cierre de empresas, etc… la NASA confirmaba un descenso generalizado de la contaminación en los países que se han realizado estas acciones. Durante estos últimos días, hemos podido ver a través de noticias como los canales de Venecia estaban totalmente transparentes apareciendo pequeños peces y cisnes. Una situación que era raramente observable antes de las cuarentenas.
Muchos de estos sucesos relativos con la naturaleza están apareciendo en todo el mundo gracias a ciertas decisiones adoptadas por los gobiernos.
7. Preguntas sobre la vida en la tierra
El barrido del Coronavirus en todo el mundo, hace que nos planteemos ciertas preguntas profundas sobre la vida. Incluso si el número total de muertos no aumenta y lo hacemos debido a la disminución de la contaminación del aire, el tráfico y otros sucesos que pasan desapercibidos, hace que muchos de nosotros recordemos que la vida no puede darse por sentada.
Por lo tanto, algunas personas filosóficas plantean paradojas existenciales. Otros se preguntan qué harán mejor con el tiempo restante de sus vidas (que es la misma pregunta pero en palabras más cortas).
Cada vez más personas en todo el mundo se preguntan profundamente del porque de esta pandemia, y qué cambios deberíamos estar haciendo. En otras palabras, cada vez más personas se enfrentan a preguntas espirituales.
Entonces, ahora es al menos un buen momento para unirse a la hermandad de hombres y mujeres y hacernos las preguntas eternamente importantes:
- ¿Por qué estoy aquí en este planeta?
- ¿Qué puedo hacer para ayudarlo a él y a sus habitantes?
- ¿Cómo puedo hacer que el mundo sea más colaborativo, igualitario, respetuoso y pacífico?
Aprovechemos esta oportunidad, seamos y hagamos el cambio que queremos ver en el mundo.
Sanando nuestro mundo
Si el virus del Coronavirus o Covid-19 quiso decirlo o no, o si fue enviado por un dios o por un murciélago, esta pandemia está cambiando el mundo. Pero depende de nosotros determinar si ese cambio será para bien o para mal. Depende de cada uno de nosotros decidir cómo reaccionar ante este cambio. Debes decidir si actuar sobre el miedo, la desesperación, la soledad y el odio o abrazar el cambio, la interdependencia, el amor, la verdad y la responsabilidad.
Depende de ti si decides ayudar a crear del caos un mundo mejor que, independientemente de la ubicación y el origen, nos ayudemos mutuamente y ayudemos al planeta.
Depende de ti si deseas aprender las lecciones de este cambio.
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